La noche era fría en la capital colombiana. Varios miembros de medios de comunicación mexicanos especializados en el automóvil, disfrutábamos de una hermosa vista de la ciudad cuando el presidente de Mazda de México, Miguel Barbeyto, comenzó a hablarnos. Lo breve de su discurso no restó importancia al anuncio en el que dejó en claro que la marca que representa ampliará su apuesta en suelo nacional, en el que luchará por duplicar su participación de mercado en los próximos 3 a 4 años, haciéndolo de la forma que más le gusta: con polémica y un inmenso desafío por delante, en el que la marca se auto define como “Premium de volumen”.
Barbeyto está muy consciente de la incoherencia de su discurso. Tanto que durante una entrevista en la que tuve oportunidad de estar presente, se adelantó a las preguntas e intentó aclararlo: “Entiendo que una marca o es premium o es de volumen, pero a nosotros nos gustan los retos”. Ahora falta ver cómo Mazda pretende enfrentar ese inmenso desafío que, para mí, será más fácil conseguirlo en la parte de lo premium que en la del volumen. Me explico.
Durante los próximos 18 meses, Mazda tendrá una serie de lanzamientos importantes para el mercado de Norteamérica, incluyendo a México. El primero será una, digamos, camioneta, que ya pudimos ver en el final del año pasado en un evento de la marca en la capital mexicana: la CX-50, que fue presentada en estos días en Estados Unidos y debe arribar a nuestro país al final de este año. Basada en la actual plataforma de la marca, tendrá mayor amplitud, tracción integral y buena capacidad todo-terreno. Será el primero y, tal vez, más tímido paso hacia arriba, es decir, en la dirección de los vehículos premium.
Durante 2023, sin embargo, dos pasos más largos y decididos en esa dirección serán dados y el primero de ellos va a llamarse CX-70, una camioneta que está basada en una nueva plataforma de tracción trasera de Mazda, tendrá motor de seis cilindros en línea, también nuevo, con turbo y 280 HP. Esperen algo similar a la CX-60 europea, pero con más espacio y potencia. No será todo.
Entrando a la era eléctrica
La CX-70 representará también un segundo y fuerte paso hacia la electrificación de Mazda, ya que contará con una versión PHEV; es decir, híbrida conectable o Plug In Hybrid. El primer paso, recordamos, fue el lanzamiento de versiones Mild Hybrid en Mazda 2, Mazda 3 y CX-30.
Más tarde llegará la substituta de la CX-9, llamada CX-90, también basada en la nueva plataforma modular de tracción trasera y con motor de seis en línea, turbo, con 320 HP y versión PHEV. Tracción trasera, seis en línea y PHEV ciertamente acercará dramáticamente a Mazda a territorio premium pero, falta el volumen.
Hoy con 5% de participación de mercado en México, Mazda sabe que necesita poner algo nuevo mucho más cerca de la base de la pirámide para aumentar al doble o cerca de eso, sus ventas. Esto significa el segmento B. Ahí ya están el Mazda 2 hatchback y sedán, al igual que la CX-3, que ahora será fabricada también en la fábrica de Salamanca, Guanajuato. Barbeyto no reveló qué se hará, si vendrá o no algo nuevo en ese segmento, pero imagino que serán versiones con precios más asequibles, tal vez apoyadas por algún financiamiento propio de la marca, que ayudaría con ese impulso necesario para crecer las ventas al nivel que esperan. Y Mazda calcula que entre 2026 y 2028 el mercado mexicano regresará a las cifras récord de 2016, cuando fueron vendidas 1.6 millones de unidades en el país. La producción extra necesaria será toda hecha en Salamanca, donde hoy se trabaja a la mitad de su capacidad máxima que es de 240 mil vehículos por año.
Sí, es un desafío inmenso el que Mazda se auto impone al transformarse en la que sería primera marca “premium de volumen”. Ellos saben de esto. Pero lo que me la atención es que, en una época de incertidumbre como la que estamos viviendo, el fabricante japonés esté dispuesto a apostar por México y no solo como proveedor del mercado estadounidense -donde también piensan crecer de manera importante - pero al mercado interno. Esto significa que ellos creen en el país justo cuando muchos dudan. Y esto no solo me gusta, me tranquiliza.