Un automóvil siempre te ha acompañado a lo largo de tu vida. Seguro tu papá condujo feliz, pero nervioso el día que naciste. Incluso, me atrevo a decir que tus primeros recuerdos son jugando detrás del volante, en la batea, viendo por la ventana o incluso acurrucándote en el asiento trasero. Cierra los ojos, ¿percibes el olor del auto? ¿cómo sonaba el motor? ¿la música que ambientaba un viaje familiar?
¿Recuerdas cuando aprendiste a conducir? Apuesto que no te salvaste de los coscorrones y regaños de tu papá, mamá, o quién tenía la desdicha de perder en ese momento la paciencia porque no sacabas el clutch o hacías los cambios de manera correcta. Hoy darías lo que fuera por volver a compartir ese momento.
¿Qué tal tu primer auto? Seguro contrario a los sueños infantiles, no fue el más costoso o deportivo, sino al contrario, era poco menos que un pocillo o con suerte pudiste heredarlo que algún familiar. Tal vez, tiraba aceite y gastaba gasolina como si fuera infinita, pero te sentías el rey del mundo detrás del volante, aunque a las cinco cuadras te dejara tirado…
Todas las aventuras a solas o con los amigos. Esos viajes a la playa que terminan devenidos a toda clase de peripecias donde tienes que hacer talacha en mitad de la nada, bajarte a empujar en medio de la lluvia o cooperar por poco de combustible. Tu primer beso ¿dónde fue? De seguro, sin importar tu sexo u orientación, pero alguna vez has exclamado: “uff, si mi coche hablara”.
No lo niegues, eres el tipo de persona que siempre habla de autos. Los temas siempre son marcas, modelos, prestaciones o mecánica. Obviamente, eso es poco atractivo para la mayoría, pero siempre llega la compañía adecuada que no sé si ame los autos como tú, pero al menos entiende y apoya tu pasión.
Tal vez tienes la fortuna de manejar el auto que siempre soñaste o incluso te enamoraste de aquel modelo del cual nunca pensaste que te haría tan feliz y ahora por nada del mundo cambiarás. No importa su forma, tamaño, potencia, precio, simple y sencillamente para ti es mucho más que solo un medio de transporte, es tu orgullo.
Tan sabes que tu automóvil es el mejor que lo cuidas más que a ti mismo. Lo lavas con frecuencia, lo arreglas, le das tu toque personal, sin importar si solo es con una calcomanía. Hablas con él, y si caes en algún bache o te volaste un tope, le pides perdón. El día que lo chocaste por primera vez, lloraste como pocas veces en tu vida.
No sabes como explicarlo, pero ese auto pareciera tener vida. A veces solo prende contigo y se niega a que alguien más lo conduzca, sin importar que sea tu propia pareja o incluso hace todo lo posible por llevarte a un lugar seguro antes de caer completamente descompuesto.
¿Pero sabes que es lo mejor de tener un auto? Sí, acertaste, compartir la pasión. Encontrar a personas que están igual de locas que tú ¿Alguna vez te has puesto a pensar en todos los tipos de autos que hay? ¿En todos los estilos?
Habrá a quienes les gusten los autos nuevos o clásicos; modificados o de serie; los sedanes o camionetas; pickups o vanes; 4x4 o SUV; eficientes o deportivos; sleepers o superdeportivos; prácticos o personales; grandes o citadinos. En realidad, no importa, los autos son tan diversos, que permiten que haya muchas expresiones a su alrededor. No por nada, existen miles de clubes con todo tipo de entusiastas alrededor del mundo.
Incluso están aquellos que han hecho del automóvil un estilo de vida de forma directa o indirecta. Pilotos, ingenieros, diseñadores, empresarios, gerentes de relaciones públicas o marketing e incluso periodistas como el que escribe esta columna. Tampoco te olvides de transportistas, mecánicos, choferes y muchos otros que son verdaderos expertos en el día a día.
Como en toda relación, el amor por los autos tiene un poco de “tóxico”. Las reglamentaciones en materia de emisiones, seguridad y la siempre cambiante dinámica de la económica global, hacen que cada día sean más caros y tecnológicamente avanzados. La electricidad sustituye a la gasolina y aunque se supone que los beneficios son mayores, cada día, son más cercanos a computadoras sobre ruedas. No por nada, se dice que es la mayor revolución en la industria desde su concepción.
¿Sabes que es lo peor? Que de una u otra forma continuaremos amando a esta maravillosa invención llamada automóvil. Tal vez, en un futuro las nuevas generaciones ya no pasaran por nada de lo que se mencionó.
Sin duda será una lástima, pero siempre habrá algunos cuantos entusiastas que buscaremos la manera de mantener encendida la chispa de la bujía encendida hasta nuestro último día, en el que, de forma irónica, un automóvil será el encargado de llevarnos hasta nuestra última morada…
Llámame iluso, pero a título personal, creo que más que potencia o eficiencia, un automóvil en realidad, te da muchas vivencias por kilómetro y para ello, debe de existir un verdadero amor entre el humano y la máquina.
Y tú ¿por qué amas los autos?
*Esta columna expresa el punto de vista del redactor y no necesariamente el posicionamiento de Autocosmos.