Históricamente la seguridad en los automóviles solo se impone por dos motivos: decisión política o presión del mercado. En los países desarrollados siempre ha vencido la primera. Los que hacen las leyes buscan reelegirse diseñando formas de proteger a la población. Así comenzaron a ser obligatorios los cinturones de seguridad en Australia, en 1970. Las bolsas de aire, pese a que su patente es de los años 20 del siglo pasado, solo pasaron a ser de uso obligatorio en Estados Unidos en 1998.
Entre ambos, varios inventos buscaron mejorar la seguridad de los automóviles como las luces indicadoras de dirección, las luces de freno, los espejos retrovisores, el claxon, el parabrisas de cristal laminado, el habitáculo indeformable, etcétera. Los sistemas modernos, sin embargo, apenas se están adoptando y en algunos casos, como el mexicano, las leyes son más lentas que la exigencia del consumidor.
En Sudamérica la discusión apenas empezó en 2009, cuando decidieron que partir de 2014 todos los autos nuevos deberían ser vendidos con al menos 2 bolsas de aire, frenos ABS y dos cabeceras en el asiento trasero. En México esto solo fue obligatorio para autos de nueva introducción al mercado a partir de 2019 y para todos los autos en 2020.
En Brasil y Argentina estaba previsto que el control electrónico de estabilidad (ESP) fuera obligatorio a parte de 2018, pero la presión de los fabricantes que temen que el aumento de precio baje dramáticamente las ventas y con ello haya desempleo masivo - el segundo mayor miedo de un político, solo por debajo de perder su dinero - lo pospuso sin fecha definida. En México ni siquiera se ha hablado del tema, cuando en Estados Unidos, Europa y Japón ya son obligatorios. En el vecino del norte es obligatorio hasta el uso de cámara de reversa.
La presión de los medios
Si los políticos no van a hacer en México la tarea que les corresponde, el mercado sí tomó armas en el asunto. Poco a poco los medios de comunicación comenzaron a mostrar al consumidor nacional la importancia de la seguridad en el momento de comprar un auto. En el segmento de los crossovers medianos como la Honda CR-V, líder en su categoría, las 6 bolsas de aire y el control de estabilidad pasaron a ser norma no porque la ley escrita lo exigiera, sino porque el consumidor pasó a no aceptar menos que esto.
Entre los subcompactos la situación parecía más difícil, pero entonces llegó Kia, que con una visión más moderna de mercado puso el subcompacto Rio con 6 bolsas de aire y ESP al mismo precio de autos que cuando mucho tenían dos bolsas. La espectacular respuesta del mercado obligó a las demás a seguir el juego.
Hoy Nissan lo pone en el Versa que en su versión más equipada va más allá y ofrece seguridad activa como alerta de colisión frontal, frenado automático de emergencia incluso con detección de peatones. Ford y Chevrolet no llegan tan lejos con Figo y Onix, pero sí ponen 6 bolsas y ESP. FCA ya lo está haciendo con la Ram 700, la primera en su categoría en otorgar cuatro bolsas de aire y ESP.
Cuando nadie pensaba que se iría más allá que eso, Renault puso 4 bolsas de aire en el Kwid, un auto por menos de 200 mil pesos. El éxito del auto francés ya produjo respuesta y Chevrolet hizo lo propio con el Beat, que con más potencia pasó a ser mejor que el Kwid. Pronto tocará a Nissan renovar el March y deberán venir cosas buenas en ese auto, así como llegaron en las nueva Frontier y NP 300.
Con el consumidor mostrando que quiere y paga por seguridad, llama la atención que vehículos como el Hyundai Accent aún no ponga seis bolsas en todas sus versiones. Es aún más inexplicable que la Creta solo tenga dos bolsas de aire en sus versiones básicas, al igual que Polo, Vento, Grand i10, Ignis y unos pocos más, que imagino cambiarán pronto para mejor.
Porque si los políticos mexicanos no se han mostrado capaces de defender a su gente, el pueblo, informándose cada vez mejor, exige la seguridad que merece en los autos que compra con cada vez mayor sacrificio.