México es uno de los países líderes en cuando a fabricación de autos se refiere. Actualmente ocupamos la sexta posición, aunque, tras el T-MEC, la quinta plaza suena como algo inminente. Irónicamente, aunque la industria automotriz, se ha convertido en un motor de nuestra economía, no contamos con muchas marcas propias.
En la actualidad, sólo podemos contabilizar a DINA Camiones, Vuhl y Zacua como las únicas activas. Sólo la de los hermanos Echeverría, tiene proyección a nivel internacional, aunque su calidad como fabricante artesanal y de nicho, no le permite altos volúmenes de producción.
Pero, a lo largo de nuestra historia, no han sido pocos los intentos por tener una firma automotriz mexicana que no sólo sea exitosa en nuestro mercado sino también en el extranjero. Algunas han estado más cerca de lograr su objetivo que otras, pero lamentablemente la inmensa mayoría ha perecido en el intento.
Por ello, en vísperas del Día de Muertos, decidimos rescatar del olvido a algunas marcas de autos y autobuses mexicanos que ya no se encuentran entre nosotros, pero que, en su momento, llegaron a ser protagonistas realmente importantes en el sector, pasando de la gloria al completo abandono.
DM Nacional
Fundada en 1933 por Antonio Ruíz Galindo, DM Nacional nace como un fabricante de muebles, pero en la década de los cincuenta incursionó en la industria automotriz ya que en sus instalaciones se ensamblaron algunos modelos FIAT. Mientras que en los sesenta y setenta destacó por maquilar las bateas que montaban las pickups de Ford y VAM/Jeep. Pero, como era de esperar, DM Nacional intentó entrar de lleno en la industria automotriz como fabricante independiente, siendo la fabricación de un roadster conceptual construido sobre la base mecánica de un Ford de la época su primer intento serio. Pero los esfuerzos de DM Nacional no quedaron ahí, ya que se fabricaron algunos cuántos automóviles más, ahora basados en modelos de Cadillac, Buick o Chrysler. Recientemente se encontró una de estas unidades en Estados Unidos.
VAM
Vehículos Automotores Mexicanos (VAM) es una empresa mayormente conocida por ser la encargada de producir y distribuir los modelos de Rambler y Jeep en nuestro país durante varias décadas. El antecedente directo de esta compañía se remonta a la fundación de Willys Mexicana S.A en 1946. No fue sino hasta inicios de la década de 1960 cuando llega a un acuerdo tanto con American Motors Corporation (AMC) como con la Kaiser Jeep Corporation (KJC) para establecer una nueva join-venture que da vida a VAM. Lamentablemente esta aventura culminaría en 1986, cuando esta empresa de capital 95% mexicano cierra. El Lerma, uno de los primeros autos completamente diseñados en México fue creado por esta marca.
Grupo Industrial Ramírez
En 1946 se funda en San Nicolás de los Garza la empresa Tráilers Monterrey, S. A. Debido a una magistral dirección de su director de Don Gregorio Ramírez González experimenta un crecimiento acelerado. Ya para la década de 1950 y 1960, ya se había consolidado como una importante industria automotriz mexicana.
Algunas de sus marcas más famosas fueron Camiones Ramírez y Autobuses Sultana. Esto sin olvidarse de las pickups Rural. En los 70 destinaba el 35% de su producción a la exportación, siendo Sudamérica, su principal mercado. Durante algún tiempo llegó a consolidarse como la automotriz más grande de México.
FANASA (Borgward)
Borgward fue fundada en Alemania en 1919 por Carl F. W. Borgward. Fue una empresa muy activa que por sus innovaciones técnicas estaba a la par de Mercedes-Benz. Finalmente, tras un complot industrial Borgward cerró en 1961. Cuando esto pasa, un grupo de empresarios mexicanos crearon la Impulsora Mexicana Automotriz (IMA) con la que adquirieron todos los activos de la marca, incluyendo su panta en Bremen, misma que fue trasladada en barco, convirtiéndose en las primeras personas de la historia en trasladar una factoría de un continente a otro. Tras una serie de retrasos, en 1967 se reorganizan y se funda la nueva fábrica, ahora llamada FANASA (Fábrica Nacional de Automóviles SA). Sólo 2,267 autos se produjeron antes de que la planta cerrara en 1970. Su director fue Gregorio Ramírez, dueño de Grupo Industrial Ramírez.
Shelby de México
Eduardo Velázquez fue un empresario y entusiasta de los autos, que tuvo la suerte de ganarse la confianza y simpatía del texano Carroll Shelby, por lo que funda Shelby de México en 1967. Esta compañía no sólo se dedica a la distribución de refacciones y accesorios, sino también a la modificación y transformación del Mustang en Shelby GT-350. Tras el éxito conseguido, la empresa decide ampliar su línea de productos por lo que modifica autos como el Maverick, Galaxy e incluso en 1969 establece una alianza con Vehículos Automotores Mexicanos (VAM) de la cual nacería el Rambler American Shelby-Mex-Hurst.
Autos Solana
Desde la década de 1930, la familia Solana comenzó con la construcción de coches para niños, posteriormente empiezan a vender algunos por encargo y después incurren al mundo de los adultos al construir autos deportivos y de carreras.
Los autos más famosos de esta marca son los Solana deportivo Serie II 1996 y 1998, y el Monoplaza 2000 cc. Si este apellido te suena, es que, en efecto, se trata de la familia del piloto mexicano Moisés Solana uno de los grandes icónicos del automovilismo nacional.
FAMSA
En 1969 se funda la Fábrica Autocar Mexicana en Santiago Tianguistengo, Estado de México. Esta empresa se reorganiza por completo en 1979 y ahora, al anunciarse la sociedad entre Grupo Hermes (Carlos Hank) e Internacional Harvester, cambia su nombre a Fábrica de Autotransporte Mexicana (FAMSA), misma que se dedicaría a la fabricación de autobuses y camiones bajo la licencia de la firma estadounidenses. Con una vida llena de controversias, en 1985, llega a un acuerdo comercial con Daimler Benz, que adquirió parte del capital. En 1991, finalmente, la alemana adquiere en su totalidad a la empresa. Hoy se mantiene vigente.
Mastretta
El sueño de que México tuviera su propio fabricante de autos deportivos se vio plasmado con la llegada del prometedor Mastretta MXT. Fue tanto su impacto que protagonizó un par de portadas y titulares en diversos medios de comunicación del mundo, quienes lo catalogaron como el “Lotus mexicano”. Fabricado en Ocoyoacac, Estado de México, estaba disponible en tres diferentes niveles de potencia: el MXT (240hp), MXT-S (280hp) y MXR (300hp), este último específicamente diseñado para uso en pista. Por cierto, también tuvo su propia versión a escala de “Hot Wheels”. Desde su cierre en 2014, Mastretta no es más que un simple recuerdo.