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Prueba de Manejo

Volkswagen Tiguan R-Line 2018 a prueba

La versión que le faltaba a la SUV compacta de la marca alemana

Volkswagen Tiguan R-Line 2018 a prueba

Si eres lector frecuente de Autocosmos recordarás que el año pasado, cuando tuvimos nuestro primer contacto con la Volkswagen Tiguan de segunda generación ya fabricada en México mencionábamos que tiene todo para pelear por la corona de su categoría.

En aquel momento, no estaba totalmente definida la configuración final que tendría la renovada Tiguan, había demasiadas interrogantes. Mi visión de una Volkswagen Tiguan ideal en aquel momento era así: Con todo el equipamiento, el motor 2.0 litros turbo, sin 4Motion y solo dos filas de asientos.

Llegó el momento del lanzamiento y nos enteramos que el bloque de 2.0 litros era compañero obligado de la tracción integral y que la versión Highline se ubicó por arriba de los precios de la categoría, dejando un hueco importante debajo con respecto a la versión Confortline que era la inmediata inferior en la gama.

La versión Confortline, con el motor 1.4 litros TSI es de tracción frontal, pero se quedaba corta con respecto a ciertos elementos de equipamiento como el quemacocos, climatizador automático o los asientos forrados en piel. Con lo cual, quedaba un espacio crucial por cubrir, ese donde juegan las versiones tope del resto del mercado, como Honda CR-V, Toyota RAV4, Ford Escape, KIA Sportage, etc.

Tiguan R-Line, la versión que faltaba

Precio: $538,990 pesos

Luego de varios meses de espera, por fin, la Tiguan R-Line 2018 se suma a la oferta de Volkswagen, justo para llenar ese espacio entre las versiones Confortline y Highline.

Mecánicamente no hay cambios, utiliza el mismo 1.4 litros TSI con 150 hp y 184 lb-pie de torque asociado a una caja de doble clutch y seis velocidades que envía la potencia al eje frontal.

En el apartado estético sí encontramos algunos cambios, los rines son de 19 pulgadas, las fascias son totalmente al color de la carrocería, salvo por las entradas de aire que tienen un terminado en color negro piano. En los costados, los estribos también van al color de la carrocería y llevan un discreto perfil cromado. Si bien, no se trata de cambios mayores, la R-Line logra una apariencia tremendamente atractiva.

Más equipamiento

Para competir de frente con las versiones más equipadas de CR-V, Koleos, Escape, Sportage y demás, la Tiguan R-Line mantiene elementos como la pantalla táctil de 8” con excelente resolución y compatibilidad con Apple Carplay y Android Auto, así como la llave inteligente tanto de acceso como de arranque y por supuesto toda la seguridad; seis bolsas de aire, ABS, ESP, cámara de reversa, sensor de punto ciego y alerta de tráfico cruzado.

Asimismo, gana el quemacocos panorámico y las vestiduras en piel, con lo cual prácticamente podríamos decir que no habría queja alguna. Sin embargo, a nuestros amigos de Volkswagen se les olvidó incorporar dos elementos que desde mi punto de vista, sí van a extrañar los compradores. Por principio de cuentas, el aire acondicionado NO es de accionamiento automático (le habría venido increíble el de 3 zonas de la Highline) y en segundo término, el portón trasero no es de accionamiento eléctrico. Este último faltante, no pareciera ser demasiado problemático, hasta que te das cuenta que una de las integrantes de la redacción es tan bajita que le costaba mucho cerrar la cajuela.

En cuanto a la comodidad de los pasajeros, no hay nada nuevo que decir, la Tiguan R-Line es excepcional en ese apartado. El espacio para las piernas en la banca trasera es gigante, mismo caso del área de carga, quizá el único aspecto a mencionar ahí es que la plaza central sacrifica un poco la comodidad debido a que el túnel de la transmisión es muy grande.

Tras el volante

Tras el volante no hay sorpresas, la Volkswagen Tiguan R-Line 2018 se planta muy bien y transmite esa solidez tan agradable a la que nos tienen acostumbrados los vehículos alemanes, el pequeño 1.4 TSI hace muy buen trabajo en lo general, entregando excelente balance entre performance y eficiencia, la única queja es que sí encontramos algo de turbo lag, sobre todo al arrancar desde alto total. Algo muy entendible cuando vemos que la masa supera los 1,700 kilos.

Por su parte, a medio régimen la Tiguan se mueve con soltura e incluso se percibe ágil, mientras que del lado del aislamiento no hay quejas en absoluto, no hay ruidos de ensamble y filtra muy bien los que se producen ya sea por rodamiento, viento o trabajo mecánico. La calidad de marcha es excelente, con un nivel de refinamiento que la coloca dentro de lo mejor de su categoría junto con CR-V.

Conclusión

Definitivamente, la Volkswagen Tiguan R-Line es sin duda la versión que tanto le faltaba a gama, cierto desde mi punto de vista nos quedó a deber el climatizador automático y el portón eléctrico, pero la realidad es que ya son cosas muy menores y de ninguna forma representan un deal breaker.

Por si fuera poco, con un par de cambios menores, la apariencia es mucho más atractiva, en ese punto si podría asegurar que es la que mejor se ve de su segmento. Mientras que la calidad de marcha es una de sus mayores fortalezas y en cuanto al desempeño, el 1.4 TSI hace bien el trabajo.

 

 

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