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Prueba de Manejo

Toyota Prius C 2018 a prueba

Una propuesta de valor tan atractiva como algunos subcompactos de motor tradicional

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El año pasado, Toyota vendió 1.52 millones de vehículos electrificados a nivel mundial (casi todos híbridos, aunque hay algunos cuantos de hidrógeno). Un objetivo que se había fijado para 2020, con lo cual lo alcanzó tres años antes. Pero los ambiciosos planes de crecimiento no quedan ahí, ya que la firma pretende elevar dicha cifra hasta las 5.5 millones de unidades anuales en 2030.

El Prius C es el tercer modelo de la familia Prius, misma que se compone, evidentemente por el Prius a secas que es el híbrido más vendido del planeta, se encuentra en su cuarta generación y es un pionero que en 2017 cumplió nada menos que 20 años en el mercado.

Adicionalmente se comercializa una versión plug-in hybrid denominada Prius Prime y como tercer exponente y modelo de acceso. El modelo que hoy nos ocupa y si te preguntabas que significa la C, bueno es por City, denotando así su marcada orientación citadina.

El Prius C no es precisamente un producto nuevo, llegó al mercado en 2012. Y en Japón, donde por cierto se llama Aqua se convirtió en todo un suceso, alcanzando incluso durante tres años (2012 -  2015), el título del auto más vendido en ese mercado.

Precio 319,400 pesos

Eficiencia en ciudad

El motor es un 1.5 litros de ciclo Atkinson con 72 hp y 82 lb-pie de torque, por su parte el motor eléctrico es de 60 hp con 125 lb-pie y se alimenta de una batería de Niquel – Hidruro Metal. La potencia total del sistema es de 99 hp que envía la potencia al eje frontal a través de una transmisión de engranes planetarios controlada electrónicamente denominada ECVT, entonces se trata de una caja continuamente variable.

Toyota anuncia cifras en el orden de los 27.2 km/l en un ciclo combinado, en esta ocasión no tuve oportunidad de salir a carretera, pero en ciudad el rendimiento promedio que obtuve fue de 22.3 km/l, francamente un número impresionante.

El Prius C comparte plataforma con el Yaris europeo, que hasta hace un tiempo se comercializaba en nuestro mercado, por lo que a diferencia de su hermano mayor, el Prius, C-HR o el Camry, todavía no aprovecha la nueva modular TGNA Toyota New Global Architecture.

100% orientado a cuidar los consumos

Tras el volante, el Prius C no se destaca por ser refinado, en ese sentido el renovado SEAT Ibiza es superior. No quiero decir que sea malo, a decir verdad, no hay ruidos provocados por una mala calidad de ensamble y se siente sólido, bien construido. Pero no filtra el ruido del viento, de rodamiento o bien del trabajo mecánico con la misma eficiencia.

Por default, el modo de manejo denominado “Eco Mode” está activado, lo cual es, hasta cierto punto una obviedad. Es decir, el punto medular del Prius C es justamente su total enfoque en reducir emisiones y consumo. Sería más lógico entonces un modo Sport, con un ajuste más agresivo de la caja y una respuesta más rápida del acelerador, o algo así. Aunque al desactivar el modo ECO la respuesta si es más alegre.

Desde los primeros kilómetros, el Toyota Prius C te deja saber que una de sus virtudes definitivamente no es la velocidad y no importa, el objetivo claramente es otro, eficiencia en conducción citadina. Aunque cuando es necesario, hay suficiente potencia para incorporarse a una vía rápida o efectuar algún rebase, sobre todo si tuviste la precaución de conservar algo de carga en la batería, algo que mientras no aceleres bruscamente en cada oportunidad, no debe ser problema.

Destaca la eficiencia que se puede lograr al circular por las congestionadas calles de la ciudad, es justo en ese ambiente, en donde el Prius C se mueve como pez en el agua. Por el contrario, entre más rápido y agresivo quieras manejar, el rendimiento afectará más y más. 

Sin embargo, algo que me sucede siempre, desde el primer instante en el que empiezo a conducir un auto híbrido o eléctrico (y es inconsciente de verdad), a menos que sea uno enfocado en el desempeño deportivo, es que mi forma de conducir cambia por completo. En lugar de preocuparme por que tan rápido acelera o que tan bien se agarra en una curva, me enfoco en que tanta gasolina puedo ahorrar, como aprovechar al máximo la inercia que llevo y procuro subir las revoluciones lo mínimo indispensable, eso sí, sin caer en prácticas que pongan en riesgo a nadie o terminar siendo el clásico estorbo de las vías rápidas. Quizá sea porque este tipo de vehículos siempre tienen indicadores en tiempo real que te dicen como la forma en que aceleras, afecta el consumo. Se vuelve como un videojuego, en el que ganas más, mientras más bajo sea el valor mostrado por la computadora.

Priorizando la seguridad

En cuanto al equipamiento y estoy convencido de que Toyota tomó la decisión correcta, el Prius C le dio prioridad a la seguridad. Las nueve bolsas de aire, ABS, ESP y cámara de reversa son prueba de ello, un diez para la firma en ese sentido.

Sin embargo, también es cierto que se tuvieron que hacer algunos sacrificios en cuanto a elementos de comodidad para mantener un precio atractivo, y es por eso que el Prius C NO ofrece llave inteligente, volante forrado en cuero, quemacocos o bien sistema de info – entretenimiento compatible con Carplay y Android auto.

Aunque sí ofrece volante multifunción, pantalla táctil de 6” que despliega la computadora de viaje, sistema de audio e interfaz Bluetooth para enlazar el teléfono móvil.

Más personal que familiar

En cuanto al espacio interior, el Prius C ofrece espacio suficiente para dos adultos de talla media en la banca trasera, adecuado para rodillas y cabeza, aunque limitado para los pies. Si bien es cierto, la plaza central tiene cinturón de seguridad de tres puntos y cabecera (nuevamente cuidando el tema de la seguridad), es un hecho que para llevar un tercer ocupante, éste tendría que ser un niño pequeño. Adicionalmente, atrás encontramos pocos elementos de conveniencia, no hay agarraderas, las puertas no tienen espacios para guardar objetos y tampoco encontramos puerto USB o de 12 volts, por lo que evidentemente de salidas de aire mejor ni hablamos.

La cajuela es de 238 litros, y aunque no es particularmente amplia, es adecuada para el tamaño del vehículo. Un aspecto que permitió a Toyota ofrecer buen espacio de carga, es que la batería está ubicada por debajo del asiento trasero, con lo cual no fue necesario sacrificar cajuela.

Propuesta de excelente valor

Un precio de 320 mil pesos pudiera parecer alto cuando hablamos de un subcompacto, pero el Ibiza 2018 con motor 1.0 TSI y paquete de seguridad está más o menos igual, mientras que el Suzuki Swift Boosterjet se ubica 20 mil pesos por debajo de los 300 mil. Si a este hecho consideramos factores como que el Toyota Prius C no paga tenencia e ISAN, tampoco verifica y además tiene 20% de descuento en vías de peaje urbanas con el Eco TAG, la ecuación se empareja bastante

Ahora bien, hagamos un ejercicio simple; suponiendo que recorriéramos 20 mil kilómetros anuales y que el Prius C entregara de manera consistente los 22.3 km/l que obtuvimos, serían necesarios 897 litros en el año, a un costo de 17 pesos por litro (que ya está más cara) serían $15,250 pesos en doce meses. En contraste, si se tratara de un Suzuki Swift Boosterjet o un Ibiza 1.0 TSI con un rendimiento de 17 km/l, una cifra elevada pero viable para cualquiera de esos modelos, a cifra sería de $19,992 pesos anuales.

Lo anterior es solo un ejemplo muy sencillo en donde queda demostrado que el Prius C es un auto que ofrece un costo competitivo en comparación con uno de su mismo segmento con motor térmico tradicional. Con lo cual, ese premium de precio que comúnmente venía asociado a los autos híbridos, en el caso de este Toyota prácticamente ya no existe.

Entonces la decisión se podría basar en otros aspectos como la preferencia por un desempeño de carácter más deportivo, en cuyo caso el Swift o Ibiza serían una apuesta más lógica, o bien un enfoque en la eficiencia, donde el Prius C sería mejor opción.

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