Una de las series deportivas más influyentes de Estados Unidos, la NASCAR, está en el centro de la polémica después de que Michael Jordan y su socio, el piloto Denny Hamlin, interpusieran una demanda contra la organización automovilística.
Este martes se celebra el segundo día de juicio, en el que continúan los testimonios iniciales ante un tribunal federal de Carolina del Norte, según informó la agencia EFE. El caso ha puesto bajo escrutinio las finanzas del organismo, al que Jordan y Hamlin acusan de operar como un monopolio que deja sin alternativas a los equipos.
Los deportistas, en calidad de copropietarios del equipo 23XI Racing, presentaron la demanda junto con Front Row Motorsports. Ambos sostienen que NASCAR obliga a los equipos a aceptar contratos “charter” —o de fletamento— que regulan su participación y el reparto de ingresos en la serie principal, bajo condiciones que consideran excesivamente restrictivas.

De acuerdo con la demanda, estas prácticas violarían la ley antimonopolio de Estados Unidos al limitar la competencia mediante cláusulas de exclusividad, control abusivo de los ingresos y restricciones en el acceso a las carreras.
Los equipos que rechazaron firmar los nuevos contratos de fletamento, 23XI y Front Row, argumentan que el modelo de reparto de ingresos de NASCAR es injusto, especialmente para organizaciones que suelen operar con pérdidas.
El lunes, Hamlin declaró que llevar un solo auto a la pista durante una temporada de 38 carreras tuvo un costo de 20 millones de dólares, sin incluir gastos generales como salarios de pilotos y operaciones comerciales.
La demanda también exige que NASCAR cubra todos los gastos legales y compense las pérdidas financieras sufridas este año por no participar en el sistema de fletamento.
Si NASCAR gana el juicio, podría consolidar su actual modelo de negocio; pero si el fallo favorece a 23XI y Front Row, las reglas del deporte podrían cambiar de forma drástica e incluso poner fin a la estructura vigente.
