Hubo un momento en Estados Unidos, particularmente entre los años 50 y 70, en el que Cadillac era sinónimo de excelencia. Cuando alguien consideraba un producto, digamos, un refrigerador, como el mejor en su categoría, se refería a él como “el Cadillac de los refrigeradores”.
Sin embargo, la industria automotriz estadounidense en general entró en crisis a partir de los años 80 y 90, cediendo espacio a europeos y asiáticos y la marca de lujo de General Motors perdió muy buena parte ese inmenso prestigio que le había costado mucho trabajo conquistar. Cuando decidió que era momento de reinventarse, tomó el camino más difícil, que se mostró equivocado en el largo plazo. Sin embargo, después de manejar hoy la nueva Escalade 2021, creo que hay esperanzas.
Cuando alguien piensa en Cadillac viene a la mente su época dorada. Era un tiempo en el cual, en sus autos se encontraba siempre lujo y potencia, como nunca dejó de existir, pero también espacio, confort y exclusividad, que fueron tres atributos que se perdieron en sus años más oscuros, en los que un Cadillac con frecuencia era poco más que un Chevrolet o un Opel, pero con más cromo.
A principios de la primera década de este siglo, General Motors, viendo la preferencia del consumidor de su tierra inclinarse hacia los vehículos europeos, principalmente hacia Mercedes-Benz y BMW, entendió que ese consumidor ya no quería los autos grandes ni el lujo ostentoso, como había sido tradicional en la marca. En un cambio radical, hicieron vehículos magníficos como el Cadicllac CTS, que tenía una versión guayín y hasta versiones de alto desempeño, bautizada V Series. Era la interpretación de la marca de los M, de BMW. Por un rato, la estrategia funcionó relativamente bien y sus ventas subieron, pero no tardó mucho para que la gente se cansara de su diseño radical, de líneas rectas y ángulos agudos.
No son alemanes
No fue solo del diseño que se hartó el cliente. En mi opinión el verdadero problema fue de imagen. Cuando alguien piensa en un “Sports sedán”, no considera un Cadillac. Nadie espera, mucho menos exige, un Cadillac que sea capaz de desafiar a los teutones en Nürburgring. Pero eso pensaban algunos ejecutivos sentados 30 pisos arriba del suelo en las orillas del río Detroit, a la vez que degustaban un café con donas, mirando hacía Windsor, en Canadá.
Mientras Cadillac jugaba a ser alemana, los germanos les comían el mandado en su propia casa, es decir, hacían mejor que los estadounidenses productos en los cuales éstos últimos deberían ser expertos indiscutibles: las SUV. Lo peor de todo es que las camionetas son hoy lo que todo mundo quiere, incluyendo los europeos. Y en ese mundo distorsionado, hasta un producto que por su tamaño solo encuentra mercado en Norteamérica, como la Escalade, resultaba incómoda, pesada, dura de manejarse, con una llanta de perfil bajo armada sobre un rin con más pulgadas que las soñadas por cualquier rapero. ¿Habrá alguien pensado que la Escalade debería presumir un tacto germano?
Por fortuna, al menos en la Escalade, esto ya quedó en el pasado. El modelo 2021 recupera, en mi punto de vista, la esencia de la marca. Hay potencia, lujo, espacio, confort y exclusividad. Sí, comparte muchos elementos con la Suburban o la Tahoe, según la versión, pero el que la conduzca - o simplemente sea pasajero en una de ellas - verá que tan solo la suspensión neumática hace la diferencia. También el sistema de sonido es digno de una nota especial, pese al imperdonable tache de no usar audífonos AKG como el de las 36 bocinas y 28 amplificadores de la camioneta. Ni qué decir de la pantalla Oled de 38 pulgadas. O del sistema de navegación que hace uso de la realidad aumentada. Tampoco se verá en la Suburban la cámara de visión nocturna, que aumenta y mucho, la seguridad al volante.
La Escalade 2021 no es tan imponente y distinta como un Eldorado 1953 ni marca una elegante y futurista innovación de diseño como el Deville de 1959. Pero ya dejó en el pasado ese intento de ser lo que no era. Si los Cadillac del futuro resultan un lugar tan placentero en que desplazarse como lo es la Escalade 2021, significa que hay esperanza. Porque en este momento se puede decir que esa camioneta es la “Cadillac de las SUV”, al menos en su tamaño.
Y desde hace varias décadas, ningún Cadillac había sido “el Cadillac” de su segmento. Enhorabuena.
Cadillac Escalade 2021