En Autocosmos siempre nos reunimos para “pelotear” contenidos e ideas para ver el automóvil desde otro punto de vista, si bien nos dedicamos específicamente a evaluar los productos de la industria automotriz, ahora buscamos hacerlo desde un enfoque distinto, en donde además de probar el vehículo en cuestión vivamos una experiencia a bordo, como la viviría el poseedor del mismo, nuestro enfoque ahora se centra más en las percepciones al volante y construimos una experiencia menos cargada de datos técnicos y aburridas cifras y nos enfocamos más en la convivencia hombre-máquina.
Desde hace tiempo que nos venía sonado en la cabeza la palabra “enoturismo” cuya definición es hacer turismo en torno al mundo del vino, su producción y todos los rituales que la vid ha generado desde hace siglos. Con la idea de hacer enoturismo, decidimos armar un plan corto, una salida de fin de semana en donde conoceríamos un poco más de ese mundo de “sommeliers”, que ahora está al alcance de todos.
Nuestro objetivo era hacer una ruta cercana a la ciudad, en donde conoceríamos esos procesos de fabricación del vino y de uno de los complementos básicos del mismo, el queso.
La elección de la ruta y el vehículo en que la haríamos.
Pensamos en una SUV, con una potencia suficiente para hacer nuestra ruta sin sobrepasar los límites de velocidad establecidos en las carreteras, pues además queríamos hacer una evaluación de consumo, tampoco sin ser muy puntillosos, hacerlo en las condiciones de un cliente normal.
Buscamos las opciones y elegimos una Vitara de Suzuki, por tamaño y con un motor que no gasta mucho combustible. Solicitamos el vehículo, y la llamada de autorización de la marca fue casi inmediata, y nos enviaron la versión GLX, y nos venía muy bien, pues esa versión tiene motor de cuatro cilindros de 1.6 litros, de aspiración natural y caja automática de seis cambios. El área de carga es lo suficientemente grande para acomodar todo nuestro equipo de foto y video, además del equipaje de tres personas: Luis Hernández, quien se hace cargo de las cámaras de video; José Luis Ruiz nuestro fotógrafo, y el que esto escribe que se encargaría de conducir.
La Ruta
Como lo comentamos líneas arriba decidimos hacer una ruta que cualquier gente puede hacer en un fin de semana, así es que La Ruta del Queso y el Vino de la región queretana fue la elegida, visitando en esta ocasión dos viñedos cercanos a Tequisquiapan, uno de los tantos y tantos pueblos mágicos cercanos a la CDMX.
Día Uno.
Nuestra ruta empezó muy temprano, justo frente al emblemático hemiciclo a Juárez en el centro de la CDMX, y emprendimos camino hacia el norte, para encontrarnos con la Autopista 75D para dirigirnos rumbo a Querétaro, pasando por la caseta de Tepotzotlán con los primero rayos de la mañana. En las largas rectas nuestra Vitara se comportaba muy bien, ganaba aceleración sin sobresaltos, y nuestros promedios iban siempre respetando los límites de velocidad, aunque hemos de ser honestos, en algunas zonas despejadas decidimos exprimir al máximo los 118 hp de potencia del motor 1.6 litros y 16 válvulas, que acoplado a una caja de cambios automática de seis nos entregaba un torque de 115 lb-pie y permitía movernos con soltura por las rectas con poco tránsito –cosa no muy frecuente en la 75D- Con la Vitara pudimos circular a rangos entre 140-160 km/h con soltura los 97.8 kilómetros que hay que recorrer para llegar a la siguiente plaza de cobro en Palmillas, sobre la misma carretera 75D, para circular 13 kilómetros más y llegar a la desviación hacia San Juan del Rio, y desde que tomamos esa carretera empezamos a ver algunos letreros que nos anunciaban que habíamos ingresado en la ruta queretana del Queso y el Vino, 20 kilómetros después llegamos a nuestra primera parada en Tequis, daríamos una vuelta por el pueblo haríamos “check in” en nuestro hotel y emprenderíamos camino nuevamente hacia Viñedos La Redonda que se localiza a 15.7 kms rumbo a Ezequiel Montes, ahí llegamos a recorrer el enorme lugar, en donde pudimos ver los viñedos –que por la época del año ya no tenían vid- pero de todas formas pudimos darnos cuenta las dimensiones de esta casa vinícola que plantó su primer viñedo en 1975. Degustamos algunas etiquetas, resaltando las tres mejores de la casa, llamadas Sierra Gorda.
Es nuestro roadtrip que realizamos con la @Suzuki_Mex Vitara en la Ruta del Queso y el Vino, visitamos los viñedos @LaRedonda pic.twitter.com/X5gbwgLGZs
— Autocosmos México (@Autocosmos) 22 de octubre de 2018
Empezamos con el denominado Sierra Gorda Americano, un tinto que nace de uvas Cabernet sauvignon, Merlot y Malbec, con 14 meses de maduración en barricas de roble americano, la segunda etiqueta que probamos fue Sierra Gorda Francés pero hecho solamente con uvas Cabernet sauvignon y Merlot, y su guarda es de 15 meses en barricas de… ¡adivinaron¡ Roble Francés y dejamos el mejor para el final, el Sierra Gorda Gran Reserva, un tinto de uvas Merlot con 28 meses en barricas de roble francés antes de ser embotellado. Sin temor a equivocarme, esta etiqueta es uno de los mejores vinos del país.
Al terminar la cata, y aunque no había bebido en exceso fue momento de cederle el turno al volante de la Suzuki Vitara al buen Luis Hernández que no bebió y quien además de ser editor de Autocosmos y manejar las cámaras de video, es un fanático de todo lo que huela a SUV.
Nuestra siguiente parada fue el pueblo de Bernal, que es conocido a nivel mundial por tener la tercera peña monolítica más grande del mundo (las otras dos son el Peñón de Gibraltar en la península ibérica, y bajo dominio británico, y el Pan de Azúcar localizado en Brasil).
El enorme peñón de 10 millones de años de antigüedad y que según los que saben pesa 20 millones de toneladas nos sirvió como un excelente fondo para hacer algunas tomas de nuestra compañera llamada Vitara cuya cuarta generación se presentó en 2015. Al terminar de comer, emprendimos el regreso a nuestro hotel, ubicado a 36 kilómetros del pintoresco pueblo de Bernal. El primer día acumulamos 245.6 kilómetros recorridos desde la salida de la CDMX.
Día Dos.
Después de pernoctar en Tequisquiapan, despertamos temprano para recorrer nuevamente la plaza del pueblo y desayunar con pausa y planear nuestro recorrido del día, no sin antes pasar por una gasolinería y llenar a tope el tanque de 47 litros de nuestra Vitara de gasolina Magna de 87 octanos (Regular) pues al tener un motor de aspiración natural no es necesario usar Premium.
La siguiente parada seria en La Finca VAI, una quesería también de tradición en Querétaro y a los viñedos llamados Tierra de Alonso, ubicados a 30 kilómetros de Tequisquiapan, en un inicio recorrimos todo el proceso del queso, llevados de la mano de una de sus propietarias, Marilo Alonso, quien nos explicó las variedades de quesos de la región, y nos dio a probar alguno de sus inventos como el Orzu Gourmet con chile de árbol o el Gouda con vino tinto sin olvidarnos de los tradicionales de tipo Manchego, Reblochón, Oaxaca que hacen en el lugar, y como pudimos constatar la leche de vaca, oveja o cabra es ordeñada ahí mismo, los quesos son sin conservadores ni aditivos ¡Más frescos es imposible!
En la Ruta del Queso y el Vino, manejando la @Suzuki_Mex Vitara hicimos una degustación de quesos @FincaVAI pic.twitter.com/GS5vBeD9QR
— Autocosmos México (@Autocosmos) 22 de octubre de 2018
Para degustar los quesos nos descorcharon una botella de Tierra de Alonso 2014, y para sorpresa nuestra el mismísimo Fernando Alonso homónimo del piloto español, otro de los propietarios de la finca fue el encargado de servirnos el vino, y amenizar la charla, explicándonos que su primera añada de botellas fue en el 2010, un vino suave, ligero, joven elaborado con uvas 100% Malbec y de baja producción anual. Hicimos tan buena charla que nos llevó al viñedo –que se localiza justo al frente de la finca de quesos- y nos dejó meternos entre vides con todo y la Vitara que aunque no ofrece un sistema de tracción integral pasó sin ningún problema por la tierra que estaba un poco suelta, la altura con relación al piso tampoco significó ningún problema para nuestra SUV.
Así nuestra Ruta del Queso y el Vino llegaba a su fin, conociendo dos lugares diametralmente opuestos como el Viñedo La Redonda, de los primeros en la zona y uno de los más importantes, o Tierra de Alonso, una empresa joven en el mundo de los vinos que empieza a escribir su historia, avalada con la historia de casi un siglo de Quesos VAI.
Emprendimos el regreso a nuestra Ciudad, con una buena compra de quesos y vinos para degustar en casa, el camino era largo y sabíamos que enfrentaríamos algunos tramos de intenso tránsito, por lo cual nos dispusimos a elegir una buena selección musical, que se reproduce desde un Smartphone conectado al vehículo que está dotado del sistema Apple CarPlay y ofrece la función Mirror Link en la pantalla táctil de siete pulgadas.
El navegador nos indicaba una distancia de 200 kilómetros cerrados hasta nuestro lugar de destino, y si a ellos le sumamos los 245.6 que habíamos recorrido el día anterior, tenemos un total de 445.6 km recorridos en la Suzuki Vitara, llenamos el tanque al salir de la CdMx, rellenamos el tanque al final del primer día y llegamos de nuevo a nuestro destino con un poco más de medio tanque, y con un promedio de casi 20 kilómetros por litro en carretera.
Una grata experiencia que nosotros esperamos repetir, buscando nuevos destinos, para ir cada vez más lejos.
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