Antecedentes
Es una realidad que la firma gala Renault necesita un sedán pequeño que le permita lograr un mayor volumen de ventas, la pérdida del Scala (un producto proveniente de Corea que no era otra cosa que un antecesor del actual Fluence y que fue aniquilado por la inmisericorde modernidad) golpeó duramente a la marca (-15.4% en ventas en 2013 vs 2012), con todo y el hecho de que la Duster es un rotundo éxito. Sin embargo dada la importancia de los sedanes subcompactos en nuestro país, es imperativo que cualquier marca que aspire a una participación de mercado significativa compita en ese segmento en donde se desenvuelven productos como el Nissan Versa.
La respuesta a esta necesidad no es otra que la variante sedán del Sandero, que se denomina Logan y que al igual que sucede con el antes mencionado hatchback, Stepway y la misma Duster, son vehículos originarios en la filial rumana Dacia de la alianza Renault – Nissan y que para Latinoamérica son comercializados bajo el emblema del rombo.
El Logan sin embargo no es un desconocido en México, hay que recordar que en 2007, en una inexplicable decisión que creemos, atendía más a un tema de voracidad desmedida por vender más que a una estrategia bien pensada, Nissan decidió comercializar la primera generación de este vehículo bajo su emblema y con la denominación Aprio. Como cabría esperar, el Aprio fracasó y es que en aquel momento la oferta de producto de Nissan en ese segmento incluía al Tsuru, Tiida y Platina, este último también un Renault, un Clio de segunda generación y que dicho sea de paso se fabricaba en la planta de Nissan en Aguascalientes. Por lo que pese a ser un auto que ofrecía buena utilidad se diluyó ante el éxito de los vehículos con los cuales compartía piso de venta.
Ahora en su segunda generación parece que el regreso del Logan (con su nombre original gracias a Dios) es inminente, bajo la marca Renault (que ha mostrado mucha resistencia a confirmar su llegada) y hemos tenido oportunidad de probarlo en Argentina. Aunque todavía no sabemos de fechas, versiones o precios. El motor elegido sería el mismo de Sandero y Stepway, es decir 1.6 litros de 110hp acoplado a una transmisión manual de 5 velocidades, En virtud de que poco más de un año después llegó un Aprio automático, cabría suponer que por lo menos existe la posibilidad de Renault se anime también a traerlo.
Diseño
Lo primero que llama la atención del nuevo Logan es la sensación de solidez provista por las superficies limpias, aristas suaves y curvas que le dan fluidez a secciones donde antes se podían ver puros ángulos rectos. También trabajan a favor de la idea de robustez elementos grandes como salpicaderas, faros y un rombo con dimensiones de escudo de batalla.
El resto de la figura es robusta, en parte debido a la altura general del modelo y de su línea de cintura. Atrás también es más fluido, especialmente en el remate de la ventanilla trasera y en la unión del pilar C con la cajuela, cuya tapa integra un sutil spoiler.
Viendo la imagen completa, el resultado es positivo, luce mucho mejor logrado que la primera generación que a todas luces denotaba austeridad en los estampados.
Interior
La cabina del Logan conserva el enorme de espacio del modelo original, pero ahora con un diseño mucho mejor logrado. Se nota que Renault se esforzó por dar un aire de mejor calidad con líneas sólidas, dos tonos e insertos metalizados, acabados en negro piano y cromo. Al tacto, los plásticos son delgados, especialmente en paneles de puertas, y hay cosas que se sienten endebles como las salidas de aire laterales que tienen mucho “juego”. En contraparte, a la vista todo luce correcto, incluso se nota un gran esmero en juntas y empalmes.
La unidad probada fue la más equipada y esto se aprecia en el climatizador automático de bello diseño, importado del Clio europeo. Lo mejor es el Media Nav, la gran pantalla táctil que domina el centro del tablero y nos permite controlar de manera fácil; audio, interfaz bluetooth, GPS y demás funciones. Solo hay que tener en cuenta que el funcionamiento del navegador puede llegar a ser irritante, pero eso es mejor que lo decida cada uno.
Se mantiene esa clásica ergonomía francesa en ocasiones inexplicable, por ejemplo los controles de las ventanillas delanteras están en el apoyabrazos, pero si el conductor quiere operar las posteriores tendrá que buscar las teclas debajo del climatizador. Esta solución presumiblemente encuentra sus razones en la necesidad de mantener contenidos los costos.
Comportamiento dinámico
Antes de arrancar nos acomodamos detrás del volante, que cuenta con regulación en altura, y descubrimos que queda algo lejos en comparación con la pedalera, exigiendo llevar el respaldo un poco más recto de lo habitual. Los asientos son cómodos, tienen un tapizado en tela que por lo menos en apariencia es resistente, aunque propensa a ensuciarse por su tono claro.
La unidad probada contaba con el 1.6L que es bastante elástico, aunque “respira” mejor en el rango medio-alto de revoluciones. La palanca de cambios tiene recorridos largos y la caja ofrece relaciones correctas para conseguir buen impulso en ciudad. Las suspensiones siguen ajustadas al confort y un detalle extraño es que la dirección se siente algo pesada a bajas velocidades.
En carretera se mueve con soltura, obviamente no le sobra potencia, pero una 5º ligeramente corta nos da buenos niveles de respuesta para un auto de su segmento. A 120 km/h el tacómetro va cerca más alto de vueltas de lo que nos gustaria, aunque la cabina no se siente particularmente ruidosa. Si cambiamos de carril bruscamente, el balanceo de la carrocería es pronunciado -también es sensible a los vientos laterales- pero en curvas cerradas se mostró bastante más de lo esperado para un auto alto que no tiene la deportividad como foco.
Conclusiones
El nuevo Logan es el auto que debió ser desde el comienzo: hecho para mercados que necesitan un bajo costo de producción, pero sin transmitir eso en su imagen. Definitivamente le vendrá muy bien a Renault en México en aras de recuperar el hueco que dejó el controvertido Scala.