
Este AMG GT es una bestia híbrida con 1,000 caballos de fuerza, torque absurdo y una presencia visual que no deja dudas de que el tuning de elite existe y es alemán.
Visualmente, es imposible ignorarlo. Todo el tratamiento exterior en fibra de carbono expuesta, del difusor trasero milimétricamente integrado a las cuatro salidas de escape de 76 mm, hasta los retrovisores y faldones laterales, está diseñado no solo para lucir agresivo, sino para rendir aerodinámicamente.
El alerón trasero, completamente nuevo, no solo es decoración, ya que genera carga real a altas velocidades y complementa el efecto “1-Second-Wow” que Brabus vende como experiencia sensorial.
Pero lo que importa está bajo el cofre. Ahí habita un V8 biturbo de 4.5 litros, desarrollado por Brabus, combinado con un sistema eléctrico de alto rendimiento.
El resultado es un tren motriz híbrido con 735 kW (1,000 hp) y un pico de 1,342 libras-pie de torque (limitado electrónicamente a 1,195 libras-pie para que la transmisión no reviente). Esta cifra no es de superdeportivo, es de hiperdeportivo.
Para domar ese poder, el Brabus 1000 monta rines Monoblock Z forjados, de 21 pulgadas adelante y 22 atrás, con neumáticos Continental o Hankook en medidas 305/30 ZR21 y 335/25 ZR22 respectivamente. La función de estos neumáticos está enfocada al agarre brutal y estabilidad real a velocidades que el común de los mortales no verá jamás en el velocímetro.
El interior, como era de esperarse, es un despliegue artesanal de lujo en tono oscuro. Todo está forrado en piel negra de la más alta calidad, con microfibra Dinamica en el techo y el icónico patrón “Shell” de Brabus grabado a láser en asientos, puertas, alfombras y cajuela. Detalles como el grabado “77” en referencia al año de fundación de la marca completan la narrativa.
El Brabus 1000 no es para cualquiera. Es un misil de lujo que redefine lo que puede ser un híbrido de alto desempeño. Y sí, mil caballos ya no suenan imposibles, pero en este paquete, suenan a puro salvajismo.