
La palabra "clásico" y "coleccionable" varía mucho de acuerdo a la cultura de cada país. Por supuesto que hay íconos históricos del mundo motor, que han trascendido fronteras, que ya son parte de la cultura popular, así como otros que son reconocidos por lo escaso que son, por ser revolucionarios en su diseño o porque han ganado carreras muy importantes. Pero también hay autos clásicos entrañables, populares, más mundanos y mucho más accesibles.
Europa podrá tener sus Ferraris y sus Mercedes-Benz. Japón tendrá sus Miatas y sus Skylines. Pero aquí, en Latinoamérica, los clásicos son los que menciono en esta segunda categoría; el Torino, el Vocho, la Citroneta, la Chevrolet Luv, la Renoleta o el Renault 12, algún Datsun. Son autos que nunca vas a ver en Pebble Beach o en Goodwood, pero que sus dueños atesoran con amor, porque son el recuerdo de tiempos más simples y porque también representan el progreso industrial de cada país.
Brasil, nos guste o no, ha sido la cuna de muchísimos autos de producción regional, los cuales han llegado a varios mercados donde aún se les recuerda con cariño. De seguro, hay varios casos donde tendríamos que sacarnos los lentes color rosa, pero eso no quita su relevancia histórica.
Chevrolet de Brasil, cumpliendo 100 años de historia, acaba de lanzar un programa de restauración llamado Chevrolet Vintage, dedicado a esos clásicos brasileros como el Chevette, el Monza o el Opala.
"Chevrolet Vintage funcionara en dos nichos estratégicos de autos clásicos: la restauración y el restomod," dijo el director de ingeniería de GM Sudamérica, Emerson Fischler. "Mientras que la primera categoría busca preservar la originalidad del auto y sus accesorios lo más que sea posible, el restomod tiene otro objetivo, que es añadir algunas mejoras tecnológicas para que el auto vintage sea más cómodo, seguro y confiable para su uso diario," agregó.
Según se sabe ya hay algunos proyectos en restauración como la camioneta 3100 Brasil y un Monza Classic EFI. También está en producción un restomod de la camioneta C10 con un V8 sacado de un Camaro. Todas estas modificaciones estarán certificadas por el departamento de ingeniería de Chevrolet en Brasil.
Más detalles sobre el programa no se conocen, sin embargo, puedo constatar que en todos los viajes que he hecho a Brasil, siempre me toca ver por la calle algún clásico tremendamente bien conservado, lo que me hace pensar que en Brasil hay mucho cariño para estos autos. Ojalá otras marcas sigan este ejemplo en la región, como Ford, Renault, FIAT o Volkswagen.