La industria automotriz se está viendo afectada por las amenazas de Donald Trump que buscarían imponer hasta un 25% extra de aranceles a todos los autos que no se fabriquen en el territorio estadounidense. Por ello muchas marcas están analizando la posibilidad de modificar muchas de sus estrategias para tratar de no encarecer tanto sus productos en caso de que los aranceles se hagan efectivos. Las dos últimas en mencionar algo cómo esto son Porsche y Audi.
Acorde al periódico alemán, Handelsblatt, tanto Audi, cómo Porsche ya están analizando que acción tomar en caso de que los aranceles entren en vigor el próximo 2 de febrero. Por un lado se habla de que Audi y Porsche podrían fabricar algunos de sus productos en la planta de Volkswagen ubicada en Chattanooga, Tennessee. Pues dicha planta cuenta con capacidad libre gracias a que Volkswagen tuvo que reducir la producción de la ID.4 debido a la baja demanda del producto, cuyas ventas cayeron en un 55% el año pasado.
Con tal capacidad libre, Audi y Porsche no tendrían que invertir una cantidad exorbitante en ampliar a gran escala dicha planta, por lo que sus gastos no serían tan elevados para trasladar la producción a Estados Unidos.
Otra opción que se ve viable es que Audi comparta planta con Scout, la nueva marca de Grupo Volkswagen enfocada a vehículos todoterreno que deberían comenzar producción entre finales de 2026 e inicios de 2027.
Finalmente, se habla de que Porsche fabricaría en Estados Unidos la nueva camioneta eléctrica de tres filas de asientos que llevan varios años desarrollando, mientras que el resto de la producción de sus autos seguiría dándose en Alemania.
En el caso de Audi las cosas no serían tan buenas para México, pues es justamente en nuestro país donde se fabrica la Audi Q5, la camioneta mejor posicionada de la marca en Estados Unidos, que por cierto, también es uno de los mercados prioritarios para Audi en todo el mundo.
Por el momento solo se habla de posibilidades por si Trump llegara a tomar las acciones con las que amenazó. Habrá que esperar a febrero para saber que tan difícil se volverá el panorama para la industria automotriz global y especialmente la mexicana.