Muchos que están en la industria automotriz en México, piensan o expresan que el mercado nacional es muy competido, que hay cada vez más marcas y esto hace que la rebanada del pastel que les toca sea cada vez menor. Sí, el bocado es cada día más chico, pero esto no quiere decir que sea el que más ni que no se pueda vivir bajo esas circunstancias. Centro y Sudamérica, con la excepción de Brasil, son todos mercados más chicos que el mexicano y casi todos tienen más marcas. Un ejemplo de ello es Ecuador.
El año pasado el mercado ecuatoriano de autos no solo llegó a niveles previos a la pandemia, sino que tuvo un desempeño histórico, llegando a 139,517 unidades, según cifras de la AEADE (Asociación de Empresas Automovilísticas Del Ecuador). Ese pastel es repartido entre más de 55 marcas, mientras que en México el 1.07 millones de autos vendidos en 2022 se dividió entre 49 marcas.
El consumidor de autos en Ecuador tiene opciones de donde elegir no solo entre marcas de las que el mexicano promedio nunca ha oído hablar como Brilliance, Changhe, DFSK, Domy, Donfeng, Jinbei, King Long, Lifan, Mahindra, Shineray, Soueast y Zotie, entre otras, sino que si ninguna de esas marcas les convence, es libre de importar autos nuevos de donde quiera, pagando aranceles de 40%, además de otros impuestos, como el IVA, que es de 12%. Si el auto importado es híbrido o eléctrico, queda exento del pago de aranceles, para incentivar la venta de esos vehículos que representaron en 2022, cerca de 5% del total comercializado.
Para un amante de los autos, circular por Ecuador es un ejercicio de conocimiento de autos, que con frecuencia resulta en alguna frustración. El lado bonito es ver circulando con una frecuencia incluso sorprendente, algunos Lada Niva de los años 80. También da gusto ver, aunque con menos regularidad, un lujoso DS. Autos de marcas conocidas pero que no se venden en México, también son parte del paisaje del país andino, como el crossover subcompacto Kia Sonet, un verdadero campeón de ventas.
Líderes y tendencias
Otro ejemplo de autos desconocidos de marcas importantes es el verdadero monarca de las ventas en Ecuador en 2022, de hecho, el único vehículo aún ensamblado en ese país: la pickup Chevrolet D-Max, que llegó a las manos de más de siete mil ecuatorianos.
Chevrolet es la líder del mercado, con cerca de 19%. Es seguida de cerca por Kia, que tiene alrededor de 17%, pero el tercer lugar, Toyota, vendió menos de la mitad del líder. Hyundai, Chery (Chirey, en México), Renault, Great Wall, Jac, Jetour y Volkswagen, completan el “top ten”.
La Jetour X70, por ejemplo, fue la SUV mejor vendida en Ecuador en 2022, seguida por la Captiva y la Chery Tiggo 2. Kia, con Soluto y Picanto, lidera el segmento de automóviles. Espero con esto darles una idea de lo diferente que es ese mercado del nuestro y de lo frustrante que resulta no reconocer a muchos autos en la calles de Quito, donde estuve por una semana.
Congestionada como toda gran ciudad, la capital ecuatoriana tiene su forma original de limitar la circulación de los autos. Su “hoy no circula” se llama coloquialmente “pico y placa”, porque los autos no quedan fuera de circulación durante todo el día cuando les toca, solo de 6.30 am a 9 am y de 4 pm a 7:30 pm, es decir, las horas pico. Particularmente me parece una solución tal vez más complicada de administrar, pero implica un castigo menor a los ciudadanos. Los híbridos y eléctricos, por cierto, no son excepciones y también necesitan estacionarse cuando les toca.
Con una economía “dolarizada” desde el año 2000, el ecuatoriano recibe un salario mínimo mensual de 450 dólares y poco más de 70% del mercado de autos tiene precio entre 15 y 20 mil dólares. Solo 20% compra autos con precio inferior a los 15 mil dólares y esto también muestra una diferencia significativa para nuestro mercado.
Viajar ilustra, sin duda. Yo regreso de Ecuador no solo con una gran simpatía por ese agradable país, también con la certeza de que hay ahí ideas que podemos usar, pero más que nada, vuelvo con la sensación de que las marcas occidentales necesitan hacer algo urgentemente o su mercado quedará reducido a los ricos que puedan comprar los eléctricos que se empecinan en construir y que, en América Latina, están lejos de ser realidad.