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Motor de arranque: Hoy, sábado, es un día muy peligroso

Motor de arranque: Hoy, sábado, es un día muy peligroso

Hace una semana, Juan manejaba tranquilo camino a la casa de sus familiares. Iba sin prisa, sin mayor nivel de estrés. Sin embargo, estaba por entrar a un cruce conflictivo, entre las avenidas Mariano Otero y López Mateos sur, en Guadalajara. El semáforo se puso en verde y arrancó despacio para seguir su camino, cuando de repente otro conductor, que vio frustrada su intención de rebasarlo por la derecha, le pita agresivamente, culpándole por la existencia de un pedazo de banqueta que lo impidió de hacer lo que quería. La indignación de Juan ante su actitud le produjo ira y ésta una acción completamente irracional, de frenar el auto, pitar de regreso y mostrar al otro conductor el dedo mayor de su mano derecha, como si fuera necesario recalcar lo imbécil a ese otro conductor. Peor aún, como si esa actitud pudiera tener algún efecto positivo. La realidad es que Juan solo estaba aumentando la posibilidad de ser una de las 16 personas que, estadísticamente, mueren a cada sábado en México debido a un accidente de tránsito.

El INEGI dice que en 2021 hubo 86 mil personas involucradas en accidentes de tránsito en territorio mexicano. Más de cuatro mil personas perdieron la vida en ellos. Los tipos de accidentes más comunes son la colisión contra otro vehículo (22.3%), atropellamiento (19%), colisión contra una motocicleta (15.9%), contra un objeto físico (14%) y por volcadura (12.8%). Todas las demás causas suman el 16% restante.

Por día de incidencia el domingo es líder, con 17.9% de los accidentes y 22.8% de las muertes. El sábado es el segundo día más peligroso, con 17.1% de casos y 19.5% de los decesos. Es decir, mientras más relajados, aparentemente, mayor es el riesgo de sufrir un accidente de tránsito, sea o no fatal.

El número de muertos en el tránsito parece ser mucho más una cuestión de vigilancia, de imposición de la autoridad, que de educación de la gente. Claro que es importante que conductores, peatones, ciclistas y motociclistas entiendan sus papeles, derechos y responsabilidades, pero sin una ley firme y que se haga cumplir, el resultado no es suficiente.

Mayor seguridad y auto educación

Cuando cruza la línea fronteriza manejando un auto o cuando, al visitar el vecino del norte, renta un coche, el ciudadano mexicano se comporta de una manera mucho más, digamos, civilizada de lo que hace aquí. Y es así porque él sabe que allá pasar el alto del semáforo, estacionar en un lugar prohibido o andar en sentido contrario implicará un pesada multa de la que no se librará poniendo un par de centenas de pesos en las manos del oficial que lo está multando. Sabe también que hay el riesgo de ir a la cárcel, no solo de pagar una multa.

Hay estudios que recomiendan acciones de parte de la autoridad, como mejorar la calidad de las vías de comunicación, incrementar la señalización y la vigilancia, tanto en ciudad como en carretera, aunque desafortunadamente hemos visto cada vez menos eso. Raramente vemos en México arcos con radares controladores de velocidad en las carreteras, algo muy común en países con nivel de desarrollo similar. Otro tema que en México estamos aún más rezagados es en la protección a los peatones y hay que ponerle mucha atención a esto.

También son necesarias leyes más duras con relación a la seguridad mínima obligatoria en los vehículos vendidos en suelo nacional, que hoy en día se limitan a frenos ABS y dos bolsas de aire. Ya debemos estar pensando en mínimo seis bolsas de aire y control de estabilidad, el ESP. Una sugerencia es que la autoridad use la misma buena idea que tuvo al etiquetar los alimentos con advertencias como “exceso de azúcares”, para combatir la obesidad y pensara en algo similar para los vehículos, tal vez una advertencia como: “Este auto no contiene control de estabilidad” o “cuidado, vehículo con solo dos bolsas de aire”.

Muchas marcas ya tienen esos equipos en todos sus vehículos, como Nissan, Toyota o Honda, entre otras, por lo que el aumento de precio que comprometía su competitividad, algo que antes era un argumento usado por la industria para no ponerlos, ya no es válido.

Lo he dicho antes pero sigue vigente el hecho de que mientras no nos cuide la autoridad como debería, nos toca a nosotros informarnos para comprar mejor y, de preferencia, controlarnos para no cometer el mismo error que cometió Juan

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