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Motor de arranque: Mi auto tiene que ser más caro que el tuyo

El Celestiq es el verdadero Cadillac, un sueño alcanzable para muy pocos

Motor de arranque: Mi auto tiene que ser más caro que el tuyo

El restaurante Sublimotion en Ibiza, España, solo abre durante el verano español, es decir, entre julio y septiembre. Hay una sola mesa, con 12 lugares, en los que puedes reservar un lugar o los 12. Cada persona deberá pagar 1,650 euros - a precios de hoy, cerca de 33 mil pesos- por cenar ahí. No hay comida, ni desayuno, ni se puede elegir el menú. Y no puedes llegar a la hora que quieras, ya que la cena y el espectáculo creados por el chef Paco Roncero empiezan puntualmente a las 20:30 horas. Puede sonar a ¿Quién quiere ir ahí? Bueno, yo no. Primero porque no pagaría eso. Luego porque una cena de 3 horas con 20 tiempos, no es lo mío. Me satisface mucho más media docenas de tacos al pastor y una chela. Pero hay quien paga. De hecho, hay fila para eso. Es de las reservaciones más difíciles de conseguir. Porque el mundo de los absurdamente ricos es mucho mayor de lo que pensamos y en su “decadencia” solo están buscando en qué pueden gastar su dinero. Cadillac, finalmente, se dio cuenta de eso.

Algunos no lo saben pero Cadillac llegó a ser sinónimo de calidad máxima. El mejor refrigerador era “el Cadillac” de los refrigeradores. Sin embargo, la visión de corto plazo de muchos dentro de una empresa tan grande como General Motors, poco a poco fue devaluando ese prestigio. Si todos querían un Cadillac, habría que hacer algunos de menor precio para vender más. Eso funciona, durante cierto tiempo. Pero paulatinamente aparecen los problemas. Uno es que el que pagó por las unidades más caras y ya no se siente cómodo de ver a su lado en un estacionamiento, un auto con el mismo logotipo que costó la mitad o menos que el suyo. O la calidad de los autos más baratos, que para lograr serlo, es obviamente menor que la de la alta gama. Sí es posible ir un poco más abajo, como ya lo probó Porsche, con el Boxster, pero hay un límite. Jaguar fracasó con el X-Type. Mercedes-Benz se está dando cuenta para las Clase A y B, los rumores de que desaparecen en 2025 son cada vez más fuertes. Audi ya anunció el adiós del A1 y BMW, pienso, no tarda en considerar el final de producción del Serie 1.

Los ricos no quieren pagar poco

Porque los que tienen dinero de verdad, no hablo de los ejecutivos que ganan bien, ni los pequeños empresarios, sino de los verdaderamente ricos, ese 1% de la población de que tanto se habla, quiere lo más exclusivo posible. Hasta en sus momentos más oscuros, hubo gente en Cadillac que lo sabía, como en 2003 cuando exhibieron el magnífico concepto Sixteen, nombre que venía del motor de 16 cilindros, con 13.2 litros y más de mil HP. Pero los “cuenta chiles” dentro de la empresa no permitieron que se produjera. Fue necesario que llegara una mujer -Mary Barra- al mando de GM, ya que ningún hombre antes tuvo el valor. Porque el Celestiq es el nuevo Sixteen.

No tiene 16 cilindros, pero sí dos motores eléctricos y 600 HP con 640 libras-pie de torque inmediato, que lo hacen llegar a 60 millas por hora (96 km/h) en 3.8 segundos. Mide 5.5 metros de largo, será hecho a mano al ritmo de dos por día y costará más de 300 mil dólares, sin opcionales exóticos que podrán existir, obviamente. Eso es territorio de Rolls Royce y Bentley. Es un vecindario del cual Cadillac nunca debió haber salido, porque nadie quiere construir una mansión en una colonia de clase media.

Sí, el Celestiq usa la plataforma Ultium, pero con una estructura única. Más que ser rápido, el objetivo del auto es ofrecer opulencia, que podrá ser disfrutada por más de 480 kilómetros en cada carga, con la suavidad y precisión de una suspensión adaptativa, de ruedas traseras direccionales, de inclinación activa de la carrocería. Estará equipado para tener nivel 4 de conducción autónoma, para cuando la ley permita que un piloto humano no sea necesario.

El Celestiq es, en mi opinión, el verdadero Cadillac. Porque si el Sublimotion decidiera poner otras cuatro mesas y ampliar sus instalaciones, sería solo un restaurante más, no el más caro y exclusivo del mundo. Los mortales debemos soñar con un Cadillac, no poder comprarlo.

Ojalá Lincoln esté escuchando lo que hace su vecino.

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