Cuando se piensa hoy en día en un auto eléctrico, la primera marca que nos viene a la mente es Tesla. Es natural que así sea, ya que la empresa ha sido la que realmente hizo que el mundo tomara en serio la idea de los coches eléctricos. Curiosamente, nació justo después y como consecuencia de que General Motors desistiera de producir autos movidos por motores eléctricos y con baterías en lugar de tanque de combustible, al matar el EV1. Pero el día que cumplió 19 años, el 1 de julio pasado, Tesla vio publicada en los medios de comunicación globales, una noticia sobre un estudio del Bank of America que prevé que en 2025 la marca dirigida por el empresario y multimillonario Elon Musk no sólo perderá el liderazgo que hoy ostenta en ventas de vehículos eléctricos, sino que será rebasada por Ford y por la misma General Motors. Sí, la vida da vueltas y puede ser muy cruel a veces.
Según los analistas, esto se debe al hecho de que Tesla no ha renovado sus productos ni crecido su portafolio con la velocidad debida. Sus rivales, con más de 100 años produciendo vehículos, saben hacerlo y tienen más capacidad para esto. El punto que comenzará a marcar la diferencia será el inicio de ventas de la Ford F-150 Lightning, que podríamos “traducir” como “Lobo eléctrica” y de la Chevrolet Silverado EV, la “Cheyenne eléctrica”, recordando que en sus versiones de gasolina son los dos vehículos más vendidos en Estados Unidos.
Será solo el inicio de una ofensiva muy dura de todas las marcas, en todo el mundo, para conquistar el mercado de los autos eléctricos que se supone representará 10% de las ventas totales en 2030, pero será la décima parte más rentable y también la que marcará la tendencia en el consumidor.
A Tesla le falta presencia en muchos segmentos y sus vehículos siguen siendo orientados hacia la parte alta de la pirámide social, es decir, la más difícil de conseguir volumen.
Stellantis, GM y Honda
El conglomerado Stellantis, que pretende lanzar 25 vehículos eléctricos en los próximos tres años, ya levantó la voz para exigir a los proveedores bajar el costo de las partes necesarias para la manufactura de autos, que se han disparado en los años recientes, principalmente después de la pandemia. Según ellos de no contenerse los costos y, consecuentemente, los precios al público de los nuevos vehículos, la industria automotriz corre el riesgo de colapsarse, ya que el consumidor no puede comprar coches cada vez más caros. Pese a que no me parece probable que obtenga una respuesta favorable, el argumento es válido y mucho más hablando de vehículos eléctricos. Y ese es un punto que otras marcas y han percibido, entre ellas General Motors y Honda, que han hecho una alianza a principios de abril pasado, precisamente para construir vehículos eléctricos que estén más cerca del bolsillo de la gente. Las regiones hacia donde van orientados esos productos, que estarán basados en la tecnología Ultium de GM y llegarán al mercado a partir de 2027, serán China, Norteamérica y Sudamérica. El plan es que su precio al público sea por debajo de los 30 mil dólares, lo que está muy bien, pero eso aún me parece lejos de ser considerado popular. Primero porque China ya tiene al menos un vehículo en México por debajo de 23 mil dólares, el JAC E10X, y seguramente pronto tendrá otras opciones a un precio mucho más interesante que los 600 mil pesos de que hablan Honda y GM. Para ser popular, necesita costar menos de 15 mil dólares. De preferencia incluso menos de 10 mil.
No será la primera vez que una empresa desperdicia una enorme ventaja sobre sus rivales como supuestamente pasará con Tesla. Ford, que entre 2023 y 2026 será la empresa que renovará sus productos con mayor velocidad en todo el mundo, se tardó tanto en renovar la primera “mini SUV” del mundo, la EcoSport, que le dio tiempo a todos los rivales de entrar al segmento y rebasarla.
Es cierto que la marca estadounidense y Elon Musk ya tienen su lugar -y uno muy especial- en la historia de la industria automotriz, pero que esta imagen de líder tan aplastante como la tiene hoy, se ppierda en los próximos tres años, no me alegra. De hecho, me parece muy triste que Tesla no haya podido dejar de ser un juguete de ricos, pero parece que así será.