El alemán Jürgen Schrempp pensaba en grande. Como CEO de Mercedes-Benz desde 1995, él tenía la visión de aumentar la producción de autos de la marca para hacerla más competitiva. Dos vehículos eran parte muy importante de ese plan. El primero era el Clase A, el primer auto compacto de Mercedes, que haría posible el sueño de muchos que anhelaban conducir un coche con la estrella de tres puntas en la parrilla. El segundo era un proyecto desarrollado junto con la relojera suiza Swatch: hacer un mini auto, 100% urbano y con partes intercambiables, como lo hacían en esa época los relojes de esa marca. El auto se llamaría Smart. Pero el lanzamiento de ambos fue extremadamente complicado debido a la inseguridad de ambos modelos. En el caso del Clase A -más importante que el Smart por llevar el logotipo de Mercedes-Benz- revista sueca Teknikens Värld dejó en evidencia la inestabilidad del auto gracias a su entonces poco conocida maniobra llamada “prueba del alce”, que consiste en un cambio brusco de carril y su regreso al carril original a 60 km/h. Y el nuevo auto de la marca, esperado con ansiedad por todo el mundo, no pudo lograrlo y volcó. La reacción del mundo fue de espanto. Miles cancelaron de inmediato sus pedidos. Pero Mercedes-Benz hizo lo que tenía que hacer: aceptó el problema y lo solucionó. Esa solución se dio gracias a una tecnología que ya estaba disponible desde 1994 en el S-600 Coupé y luego fue adoptada por otros modelos de la gama alta de la marca: el ESP, Control Electrónico de Estabilidad, por sus siglas en inglés. Con ello, junto con algunos ajustes de chasis, el Clase A pudo ser lanzado y el prestigio de la marca fue restaurado. Pero más que eso, el hecho hizo que el ESP tuviera que ser adoptado por vehículos de la misma categoría y precio del Clase A, como el VW Golf, por ejemplo. Fue el inicio de la popularización del más importante sistema de seguridad jamás puesto en un auto hasta hoy.
Altura y riesgo
Lo que hizo que el Clase A se volcara fue básicamente su altura elevada. Ese más alto centro de gravedad no le permitía hacer maniobras bruscas sin una inclinación excesiva que ponía en riesgo a sus ocupantes. Básicamente el Clase A era algo como lo que hoy llamamos crossovers o SUV compactas y que en muchos casos, principalmente en regiones como América Latina, siguen vendiéndose sin el salvavidas electrónico llamado ESP. ¿Pero cómo trabaja el sistema? Para que funcione, es necesario que el vehículo tenga frenos ABS, es decir, frenado antibloqueo. Pero el programa trabaja también junto con la dirección y con ello determina hacia dónde el conductor quiere que el auto vaya. Si el coche comienza a seguirse de frente en una curva, el ESP aplica inicialmente el freno en la rueda exterior frontal para que el vehículo regrese o mantenga su trayectoria ideal. Si la parte trasera del auto empieza deslizarse, el freno se aplica a la rueda interior trasera. También puede trabajar junto con el motor, para desacelerar en el momento adecuado. Esto ayuda a que el auto mantenga las cuatro ruedas en el piso y aumenta su estabilidad de manera considerable. Para que se tenga una idea, la Unión Europa calcula que 40% de los accidentes fatales se deben a derrapes y que el ESP previene esos accidentes en 80% de los casos. Tanto que es obligatorio en vehículos nuevos desde noviembre de 2011. En Estados Unidos es obligatorio desde 2012. Pero en América Latina…
Como aquí el mercado es mucho más sensible al precio y las autoridades se preocupan más por los votos que por la salud pública, aún no vemos en el futuro cercano que esto se transforme en obligatorio. Vamos, si en México apenas en 2020 logramos que tuvieran ABS y dos bolsas de aire, la perspectiva de ver el ESP como mandatorio en nuestros vehículos no es cercana, aunque hay grupos de presión como el Poder del Consumidor que luchan en esa dirección.
Afortunadamente el consumidor tiene opciones y aquí el llamado es que estén atentos y no compren un auto que no tenga ESP como equipo de serie, principalmente si es una camioneta. Recuerden que a mayor altura, mayor inestabilidad y más necesaria la ayuda electrónica. Es una decisión que puede salvar tu vida y la de tu familia así que, si no tiene ESP, diles que “no, gracias”.