Todos lo hacemos. Bajamos de nuestro auto, tomamos la llave y presionamos el botón que acciona la alarma anti-robo. Pero la realidad es que desde hace mucho tiempo las alarmas de los autos no logran su función de repeler a los ladrones y no lo hacen porque, entre otras cosas, ya nos a acostumbramos a las falsas alarmas, a escuchar un auto pitando ininterrumpidamente en un estacionamiento de un centro comercial, en una calle o, peor aún, a despertarnos en la mitad de la noche con la poco agradable alarma del vecino, tan sensible que si un gato pasa debajo del auto, la dispara. Si tan solo el dueño fuera igual de sensible, sabría que en lugar de ayudarse está perjudicándose al generar tantas falsas alarmas que ni él mismo hace caso cuando suena.
Los ladrones saben que ya nadie voltea a ver cuando suena una alarma y usan ese hecho para aprovecharse y robar el coche, con o sin alarma. Claro que si hay dos iguales lado a lado y uno tiene alarma y el otro no, prefieren el que no tiene, pero la posibilidad de que esto ocurra es mínima.
El departamento de policía de Nueva York, por ejemplo, afirma que la alarma de los autos no solo no frena a los ladrones, sino que ha aumentado el número de quejas que reciben debido a la molestia causada por alarmas no atendidas. La excesiva sensibilidad con la que son instalados los equipos, sea por error o por la equivocada creencia de que lo mejor es que suene cada vez que alguien se acerca a un coche, no cuando realmente lo intenta robar es la causa.
La vieja historia del lobo
Es como en la fábula de Pedro y el Lobo, en la que una mentira fue repetida (la llegada del lobo que amenazaba sus ovejas) tantas veces, que cuando realmente llegó el lobo nadie creyó que estuviera pasando realmente. Si bien las alarmas pueden asustar a algunos ladrones amateurs, contra los profesionales no ayudan en nada o casi nada. Solo en Estados Unidos el robo de autos es un negocio de 8.2 mil millones de dólares al año, por lo que ya se imaginarán la cantidad de “profesionales” que se dedican al tema. Otra organización de Nueva York, llamada Transporte Alternativo, calcula entre 400 y 500 millones de dólares por año el gasto de la ciudad en salud a consecuencia del estrés producido las alarmas de los autos.
¿Qué hacer entonces? La alternativa más efectiva para protegernos del robo de nuestro auto son los sistemas que inmovilizan el vehículo, que mandan una especie de “alarma silenciosa” avisando al celular del propietario que están robando su vehículo. Sistemas como OnStar, de General Motors, rastrean los vehículos robados y pueden hacer que ya no vuelva a prender ese vehículo una vez que se detenga. El índice de recuperación de un auto con OnStar es superior a 85% en México. Más antiguos pero también muy eficientes, sistemas como LoJack - que tiene un índice de recuperación de 90%, según informa la empresa- hacen lo mismo en lugar de sonar una sirena que solo contribuye para la contaminación auditiva. Es cierto que estos son costosos y no todos pueden instalar el sistema o mantener sus mensualidades, pero el esfuerzo de comprar un buen seguro sin duda vale la pena, especialmente si es un auto nuevo y está amparado por el valor de la factura.
Es raro ver algo tan popular siendo tan ineficiente como las alarmas de los autos, que ya tienen cerca de 100 años de historia. En los años 60 o 70, cuando comenzaron a hacerse más populares, la gente en general les hacía más caso cuando escuchaba una sirena de alarma o el claxon pitando insistentemente. Hoy en día nadie siquiera los voltea a ver y aunque nos toque observar a un ladrón robando un vehículo, incluso si es el nuestro, la prudencia indica que no debemos acercarnos a alguien que posiblemente represente un peligro a nuestra integridad física.
En México en 2020 se robaron 146 mil vehículos y de ellos menos de mitad (46%) tenían seguro, es decir, más de 70 mil personas perdieron el que pudo ser su mayor patrimonio. Podemos hacer poco para evitar que eso pase (estacionar siempre en un estacionamiento controlado, evitar los “valet parking”, no dejar el coche en el auto lavado para volver horas por él más tarde, etc), pero si podemos ayudar a recuperarlo rápido con ayuda de un localizador y, siempre, siempre, tener una buena póliza de seguro. Poner alarma, es un gasto inútil e inefectivo.