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Motor de arranque: Porqué tendrás que esperar más y pagar más por tu próximo auto

La escasez de chips provocará falta de inventarios y precios más elevados en los autos

Motor de arranque: Porqué tendrás que esperar más y pagar más por tu próximo auto

La pandemia, que aparentemente para muchos mexicanos ya se acabó o al menos parece que les vale, sigue produciendo efectos en la industria global y una de las más afectadas es la automotriz, en buena parte por un error de esta industria, aunque uno nada sencillo de evitar. Cuando el mundo comenzó a detenerse, entre marzo y abril de 2020, plantas comenzaron a cerrar. En ese cierre, los pedidos a proveedores se ajustaron previendo una venta de autos mucho menor de la que en realidad ocurrió y esperando una recuperación mucho más lenta de la que realmente hubo y hay. Al mismo tiempo, otros factores produjeron una tormenta perfecta que hace que no exista el inventario de autos necesario para atender la demanda y los precios sean empujados hacia arriba. Lo peor: la solución no se vislumbra en menos de un año.

Al mismo tiempo que pararon las fábricas, las oficinas corporativas que también fueron obligadas a clausurarse, descubrieron que el “home office” sí funciona, pero para ello tanto empresas como empleados tuvieron que comprar nuevas y más poderosas computadoras, mejores teléfonos celulares, conexiones más rápidas a internet, etcétera. Todo esto demanda más “chips” y naturalmente la producción de los fabricantes de estos se orientó en esa dirección.

Cuando la industria automotriz quiso reaccionar, ya era algo tarde. Para volver a producir los chips que demanda, los proveedores necesitan tiempo y en algunos casos, un aumento de producción que no tenían cómo implementar en parte porque también estuvieron cerrados, pero también porque probablemente estemos experimentando un pico temporal de demanda y la inversión no compense a largo plazo.

Por si fuera poco, el 19 de marzo pasado una de las fábricas de Renesas, el principal proveedor de chips de la industria automotriz, se incendió. Este proveedor abastece a nada menos que 30% de la industria automotriz global.

En la búsqueda de ayuda

Los directivos de Renesas dicen que la situación para ellos debe volver a la normalidad en el otoño de este año, pero otros están acelerando el proceso de retomar la producción de semiconductores para automóviles y el resultado es que posiblemente entre agosto y septiembre la gran mayoría de los proveedores de ese importante material ya haya regresado a la normalidad, hablando de entregas para los automóviles. Sin embargo la industria automotriz, aún con ese tema normalizado, necesita entre cuatro y seis meses después de eso para volver a tu producción regular y entregar todos los pedidos pendientes.

Otro problema se debió al carguero Ever Given, que quedó atorado en el canal de Suez, retrasando la entrega de mercancías de todo tipo en todo el mundo, incluyendo microchips y automóviles ya manufacturados.

Hoy en día, en México, la gran mayoría de los distribuidores está trabajando con inventarios de 30 días o menos. Algunos solo tienen siete días de inventario. Para el consumidor mexicano esto significa que habrá que esperar por el auto nuevo que quiere comprar y aguardar mucho más tiempo del que acostumbra. Meses, en algunos casos. Ofertas, descuentos y precios bajos serán más raros que las vacunas contra el Covid.

En Estados Unidos las marcas ya fueron a solicitar ayuda del Gobierno para que inviertan en crear nuevas líneas de producción en fábricas ya existentes, para acelerar la solución a un problema que hará que en este año se produzcan 1.2 millones de vehículos menos que el año pasado. GM y Ford tienen plantas cerradas en el vecino del norte. Volkswagen anunció también pausa de su producción en México.

La crisis, sin embargo, no ha pegado a todos por igual. Toyota ha sufrido menos que muchos de sus rivales europeos, estadounidenses, incluso japoneses. Analistas dicen que la marca aprendió muy bien cómo lidiar con problemas de ese tipo desde el tsunami en Japón en 2011, casi inmediatamente seguido de fuertes inundaciones en Indonesia. Curiosamente todos copiaron a Toyota la forma de producir autos, con el llamado método “justo a tiempo”, que acerca a los proveedores a las plantas, disminuyendo la necesidad de grandes y costosos inventarios. En este momento la falta de inventario daña más a los demás que a Toyota, que sigue mostrándose el ejemplo a seguir cuando se habla de producción de autos.

Como no todos son como Toyota, a los consumidores nos toca resignarnos a precios más altos, a olvidarnos de exigencias como “tapetes gratis”, entrega inmediata o elegir el color de nuestro próximo auto, todo esto por al menos un año. Si la pandemia “les vale” a muchos, la realidad insiste en mostrarnos que sigue vigente.

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