Como todos los automóviles que son producidos por Bugatti, antes de llegar a manos de sus dueños, cada unidad del Divo que es fabricada es sometida una dura prueba de evaluación de calidad.
Concretamente, antes de salir de la fábrica por primera vez, los ingenieros de Bugatti cubren el cuerpo del Divo con una capa protectora de ocho metros cuadrados e instalan un piso protector diseñado para fines de prueba.
Al mismo tiempo, cada uno de los vehículos lleva instalados un conjunto de neumáticos y rines de prueba, para luego iniciar el control de todas las funciones electrónicas y ajustar el chasis.
Después de este paso, cada Divo es conducido por el piloto e ingeniero Steve Jenny quien los lleva a carretera por primera vez. Este experimentado especialista de control de calidad ha sido responsable de aprobar el comportamiento dinámico de los Bugatti desde 2005, y hasta la fecha ha inspeccionado el 95 por ciento de los vehículos construidos desde entonces. En total, ha conducido más de 340,000 kilómetros al volante de los modelos: Veyron, Chiron y Divo.
Cada que conduce un vehículo, Jenny tiene una larga lista de cosas para verificar y todo comienza con la aprobación requerida para el país al que se enviará el automóvil. Luego viajar unos 300 kilómetros por las carreteras de Alsacia y las montañas de los Vosgos, el ingeniero somete los vehículos a pruebas de velocidad y frenado en una pista cerrada en el aeropuerto de Colmar.
Durante y al final de esta serie de evaluaciones, el ingeniero registra cada una de las reacciones, ruidos e impresiones utilizando un dispositivo especial, analizando los comentarios con sus colegas el comportamiento del vehículo.
Una vez hechos los arreglos si es que fue necesario, el Divo está listo para su entrega, después de cambiar primero los engranajes de la caja de cambios, las ruedas y el piso protector, con la aprobación técnica final luego de otra prueba de una hora de más de 50 kilómetros.
Finalmente, la película protectora es retirada de la carrocería y un grupo de técnicos revisan por cerca de seis horas si existe un desperfecto. Si se pasa esta etapa, el automóvil está listo para salir de fábrica.