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Por qué el mantenimiento de un automóvil eléctrico cuesta menos que uno de combustión

Junto con su menor gasto energético, el inferior mantenimiento de un vehículo eléctrico genera importantes ahorros a lo largo de su vida útil.

Por qué el mantenimiento de un automóvil eléctrico cuesta menos que uno de combustión

A diferencia de un automóvil con motor de combustión, un vehículo 100 por ciento eléctrico contiene mucho menos piezas, sobre todo aquellas que son sometidas a un gran desgaste, por lo que los costos de mantenimiento son inferiores.

Para tener una idea de la diferencia en el número de partes, se puede decir que un automóvil convencional tiene alrededor de 30,000 piezas, mientras que un eléctrico contiene aproximadamente 12,000 partes, esto es un 60 por ciento menos.

Esta disminución en el número de piezas proviene del motor, un mecanismo sumamente complejo que si se compara con uno eléctrico es infinitamente más sencillo.

Básicamente, el motor de un automóvil eléctrico está compuesto por un eje, un rotor, el bobinado, escobillas, cojinetes, un estator y una carcasa. De todo esto, el rotor es la única pieza que tiene movimiento.

Por su parte, un motor gasolina o diésel cuenta con una colosal cantidad de piezas, muchas de ellas sometidas movimiento -fricción- y, por lo tanto, sometidas a desgaste.

Por esta situación, un motor eléctrico es menos susceptible de tener averías y requiere un mínimo de mantenimiento. Asimismo, al no existir piezas móviles sometidas a desgaste; no se requiere fluidos -aceite, lubircantes-, filtros, bujías, calentadores o correas que cambiar periódicamente.

Además de esta diferencia en el motor, la mayoría de los autos eléctricos no tienen una transmisión con cientos de piezas móviles en su interior, ni un embrague que requiere un mantenimiento reemplazo.

A lo anterior hay que sumar que el motor de combustión está compuesto de bombas, válvulas, actuadores, cajas, colectores, alternador, motor de arranque, sistemas de alimentación (sistemas de inyección y sobrealimentación) y escape.

En cambio, en un eléctrico, no existe casi nada de eso. En lo que se refiere a la electrónica necesaria para gestionar un motor eléctrico también es muchísimo más sencilla.

Donde sí es más complejo el motor eléctrico versus a uno a gasolina es el sistema de refrigeración, pues además de emplearse para el generador de energía se emplea para mantener la temperatura ideal de la batería, la electrónica de potencia y el cargador.

Considerando que el líquido de este sistema se renueva cada 180,000 kilómetros o 10 años, el mantenimiento de un motor eléctrico es prácticamente nulo. Muchas de las labores necesarias se basan en una inspección visual para comprobar que todos los componentes del sistema de alta tensión y sus aislamientos están bien.

Junto a estas diferencias, el sistema de frenos también es muy diferente, debido a que los autos eléctricos poseen un sistema de regeneración de energía. Este freno eléctrico permite reducir la velocidad con solo soltar el pedal del acelerador y sin necesidad de recurrir al pedal del freno.

Si se sabe utilizar este sistema, es posible que no haya que cambiar las pastillas de freno durante todos los años que se use el vehículo. Eso sí, al igual que en los automóviles de combustión, sí está programada la sustitución del líquido de frenos de manera periódica -cada 24 meses-.

Si bien la batería de un automóvil eléctrico tiene una vida útil de aproximadamente 10 años, al día de hoy, tiene un precio sumamente elevado. Una de las razones por las que un auto de este tipo vale más que uno a gasolina se debe a que el 30 por ciento del valor del vehículo proviene de la batería.

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