Si creías que fue en 2002 cuando Toyota inició su etapa comercial en nuestro mercado con la puesta en venta del Camry, estás muy equivocado, ya que en realidad, la historia del primer intento de la marca por entrar a México es mucho más añejo de lo crees.
Esta historia inicia en agosto de 1960, cuando la Planta Reo de México S.A., propiedad de Héctor Cortez y que estaba especializada en el ensamblaje de camiones y autobuses de esta marca extinta marca estadounidense, llega a un acuerdo con Toyota en el que obtiene la licencia para fabricar el Toyopet Tiara en su planta de Monterrey, Nuevo León.
Por lo que, a partir del año siguiente, comienzan los trabajos de remodelación para albergar estos nuevos productos, justo a tiempo, ya que, en 1962, el entonces presidente Adolfo López Mateos, promulgó un decreto automotriz, que exigía que todo vehículo comercializado en México tuviera un 60% de contenido nacional.
Todo parecía ir conforme al plan y que mejor prueba de ello, que, en 1963, Reo de México recibe la autorización para dar inicio con la fabricación del Tiara que era un sedán de cuatro puertas que la marca anunciaba como “el primer auto pequeño con performance de auto grande”.
Incluso se aventuraba un poco más y presumía que gracias a su un motor de cuatro cilindros de 1.5 litros capaz de producir 65 Hp, era un automóvil verdaderamente rápido al acelerar de 0 a 100 km/h en la sorprendente cifra de … 25 segundos, mientras que su velocidad máxima era de 136 kilómetros por hora… ¡un bólido para la época!
Repentinamente, el sueño se tornó en pesadilla, ya que, en un vuelco inesperado, Héctor Cortez es acusado de fraude, hecho que incluso lo colocaría durante un breve periodo de tiempo tras las rejas. Este súbito rompimiento con Toyota, provocaría derivaría en la bancarrota de su empresa en septiembre de 1964.
La estocada final llegaría en julio de 1970, cuando los bienes fueron rematados, terminando así, la breve, pero interesante historia del primer Toyota producido en México.
Por cierto, si tienes la duda sobre el porqué este auto era vendido como Toyopet y no como Toyota, esto se debe a que este era el nombre que recibía la línea de productos de acceso de la marca.
Sin embargo, la estrategia comercial no fue del todo exitosa ya que en ese nombre se denotan las palabras Toy (juguete) y Pet (mascota) dando una connotación que no era del total agrado para la marca. Curiosamente, Toyota volvería a usar la denominación Toyopet para denominar un par de autos conceptuales inspirados en Pokemon.
Por cierto, fue hasta 2004 cuanto Toyota volvió a producir un automóvil en nuestras fronteras con la inauguración de su planta en Baja California. A esta, se le unió su nueva factoría en Guanajuato. Ambos complejos se dedican a la producción de la Tacoma.
Pues bien, esta es la historia del primer Toyota fabricado y producido en México, la cual, tal como aseveré en el título, de seguro no conocías.