La historia de la Clase A de Mercedes-Benz ha tenido de todo en estos 22 años de vida. Se develó en 1997 con lo que podríamos definir como un error de interpretación de lo que la gente quería como auto premium compacto (un monovolumen del segmento B), y ha derivado con aciertos a una familia grande, atractiva y comercialmente exitosa, con 87% de clientes nuevos para la marca y 70% de retención.
La generación lanzada en 2012 fue el punto de quiebre en esta historia, cuando la marca reemplazó el monovolumen (que lo relanzó como Clase B) por un hermoso y atractivo hatchback compacto (segmento C), y luego lo rodeó de modelos distintos en formas pero similares en tamaño (CLA y GLA). La generación 2016 no hizo otra cosa que llevar al modelo de entrada a un nivel superlativo, con un diseño evolucionado, una habitabilidad mejorada y con la implantación de lo mejor de la tecnología de seguridad y conectividad de la marca con el MBUX (puedes leer nuestra prueba aquí).
Y algo más: la familia creció y mejoró con la llegada de un verdadero sedán, no esa apuesta caprichosa llamada CLA. Y sabemos que, pese a la tendencia global por moverse hacia los SUV, los sedanes son necesarios en cualquier gama, sobre todo si es de Mercedes-Benz.
La nueva Clase A Sedán se lanzó en el Salón de Shanghai de 2018 y llegó a México a finales del mes de Octubre, ofreciéndose en dos variantes diferenciadas por el equipamiento: A200 Progressive con un precio de $654,900 pesos y A200 Sport con un precio de $714,900 pesos.
Nuestra unidad de pruebas es la A250, que va llegando al mercado chileno, y que no está confirmada en nuestro país.
Un Clase C pequeño
La Clase A Sedán es uno de los ocho modelos compactos que la marca está introduciendo desde 2016, todos construidos sobre la plataforma MFA2 de tracción delantera pero con soporte para tracción total y varias opciones mecánicas.
Si bien comparte segmento con el nuevo CLA Coupé (que en realidad es un sedán), este modelo es más grande y apunta a clientes más tradicionales que no caben o no les gustan los hatchbacks, que encuentran feo o muy atrevido al CLA o que la Clase C le queda muy lejos en precio. Digamos, es el ingreso perfecto a la marca que le faltaba a Mercedes-Benz.
Sus medidas exteriores son las de un sedán del segmento C: 4,549 mm de largo, 1,796 mm de ancho, 1,451 mm de alto y tiene 2,729 mm entre los ejes. Si lo comparamos con la Clase A hatch es 13 centímetros más largo y 6 mm más alto (ancho y batalla son idénticas), mientras que frente a un CLA Coupé, es 14 centímetros más corto, 34 mm más angosto y levemente más alto.
Las diferencias también se dan en la capacidad de la cajuela: 360 litros el A Hatch, 420 el A Sedán y 460 el CLA Coupé. Cabe destacar que, no tiene rueda de repuesto sino kit de reparación, dejando un buen lugar para el equipaje.
Mercedes-Benz evoluciona su concepto “modern luxury” con el diseño del A Sedán, trayendo al segmento compacto las curvas y superficies suaves que vemos en los modelos más grandes.
La consigna aquí es resaltar los dos elementos que han redefinido los nuevos sedanes de la marca: proporciones perfectas y una silueta estilizada. Diríamos que es un diseño moderno, pero muy atemporal, algo de lo que Mercedes-Benz sabe mucho.
Hay algo de la elegancia de la Clase C y algo de la deportividad del CLS, con dimensiones y proporciones optimizadas, con los tres cuerpos muy bien integrados uno con otro, dejando en claro que este modelo es mucho más que un Clase A con cajuela.
El exterior luce deportivo y muy dinámico gracias a un cofre bajo, faros LED muy finos, la gran estrella de la marca puesta al centro de la parrilla y el paquete estético AMG de esta versión. Este incluye una parrilla con efecto diamantado, splitter, llantas de 19” y una carrocería levemente rebajada, entre otros.
En general las superficies son suaves y limpias, marcadas por una larga línea de carácter que va de rueda a rueda.
El look deportivo se cierra atrás con una doble salida escape, una fascia muy agresiva y una especie de spoiler sobre la cajuela.
Interior moderno y lujoso
El “modern luxury” realmente se aprecia en el interior del Clase A Sedán, que es exactamente igual al Mercedes-Benz Clase A hacthback que tuvimos a prueba.
Lo primero a destacar es la altísima calidad apreciada en materiales y terminaciones, con plásticos blandos y muchos elemento en piano black (que tiene pros y contras también) en las partes altas, mientras que los materiales más baratos que se esconden en las zonas bajas mantiene un buen tacto. Diría que se acerca mucho al Clase C y se distancia algunos kilómetros de otros sedanes premium de este segmento.
El tablero se ofrece con tres configuraciones dependiendo del tamaño de las pantallas, tanto la central como la de los marcadores. Nuestra unidad ofrece dos idénticas de 10.25 pulgadas, que le dan un look sin igual en el mercado de autos de alta gama.
Por supuesto que incluye en sistema de infoentretenimiento MBUX, que destaca por varias cosas: la gráfica sensacional de las pantallas, el manejo a través de touchpads, las múltiples capacidades de personalización, la facilidad de uso y la efectividad de los mandos por voz.
Por defecto, el cluster nos muestra dos relojes de diseño análogo a cada lado, velocímetro y tacómetro, dejando al medio un espacio para configurar la información seleccionada. Pero como es una pantalla, todo se puede cambiar a placer, dejando, incluso, un gran mapa del navegador.
También se puede elegir el “ambiente” o color de fondo, la disposición de los elementos dentro de la pantalla y la intensidad de la luz.
La pantalla central también es configurable, y el menú principal ofrece todos los elementos normales de acceso (teléfono, audio, parámetros del auto, climatización, navegación y apps). Si bien cuenta con acceso a Apple CarPlay, sorprende que no haga lo mismo con Android Auto.
Otro punto negativo es que si bien cuenta con cuatro puertos USB (dos adelante y dos atrás), son todos USB C (o 3.0, como también les dicen), y sabemos que en México son pocos los usuarios que hcen uso de este tipo de enchufes.
Volviendo al diseño, el volante es el mismo que venimos viendo en todos los nuevos Mercedes, con mandos diferenciados para cada pantalla: los de la izquierda controlan el cluster digital configurable, los de la derecha el infoteinment central. Cada uno cuenta con un touchpad pequeñito que facilita demasiado el uso.
También cuenta en la consola central con un touchpad de mayor tamaño que controla todo, y que si bien cuesta acostumbrarse un rato a la sensibilidad del touch, funciona más que bien, siendo uno de los sistemas más intuitivos y fáciles de manipular del mercado.
En materia de habitabilidad, el Clase A Sedán es un auto cómodo para cuatro personas, ya que una quinta irá incómoda sentada al medio por varias razones: el cojín y respaldo es duro, el túnel central es alto y no hay espacio para los pies, el ancho interior no es bueno para tres personas una junta a otra, quedan apretados.
El acceso a las plazas traseras es estrecho y hay que agachar bastante la cabeza, o el riesgo de un golpe es real. El espacio para piernas es bueno y el respaldo va bastante inclinado, ofreciendo una buena plaza. Sin embargo, personas de más de 1.85 metros quedarán muy justos respecto del techo.
Andar firme pero gustoso
Nuestra versión A250 utiliza el conocido motor de cuatro cilindros turbo, 2.0 litros, que eroga 224 Hp y 258 Lb-pie de par (desde las 1.800 rpm), asociado a una caja de doble embrague y siete marchas, que como decíamos antes, mandar el par al eje delantero.
Este motor es excepcionalmente ágil y con buen empuje, incluso cuando uso pone el modo de conducción en Comfort (también hay modos Eco, Sport e Individual). La respuesta es progresiva pero inmediata cuando se toca el acelerador, y el motor responde con un funcionamiento suave y silencioso.
La caja tiene mucho que ver en esto, ya que los cambios de marcha son rápidos y están bien escalados, y son prácticamente imperceptibles, lo mejora la sensación de confort. Por supuesto que esta versión ofrece paletas de cambio detrás del volante que permiten disfrutar más de la conducción en, por ejemplo, caminos de curvas.
Un dato más: no podemos dar con certeza el consumo real de este modelo porque se comportó muy diferente de un día a otro, y con un tipo de conducción y con otro. Un día cerramos con una media de 8 kilómetros por litro, aunque anduvimos algo acelerados; el día siguiente promediamos 9.4 km/l, con el pie bastante más ligero que el día anterior. La media de toda la prueba fue de 8.9 km/litro, lo que nos lleva a pensar que por ahí está la realidad.
Respecto del chasis, tenemos una suspensión firme pero nada áspera ni dura. Transmite una buena sensación de aceleración cuando se le apura, con mucha agilidad en curva, una sensación clara de que el centro de gravedad está bajo y que el auto tiene mucho agarre dinámico.
No golpea en topes o baches, y en caminos sinuosos aísla más que bien el habitáculo, sin transmitir asperezas. Eso sí, hay que cuidar las partes bajas porque una protuberancia alta podría causar daños en la parte baja de la fascia.
Diría que el Mercedes-Benz A250 Sedán es agradable de usar en el día a día, es rápido pero no va abusando del conductor, no le va sobre exigiendo, sino que es capaz de adaptarse bien a cada estilo de conducción. Y esto último es lo más relevante, es tan fácil de llevar que permite hacer muchos kilómetros sin generar cansancio.
Conclusión
De haber sido nunca un fanático de Mercedes-Benz, los últimos modelos me van cautivando por sus líneas exteriores fantásticas, su interior elegante y bien construido, por su sistema MBUX de infoentretenimiento y por su dinámica conductiva.
Por supuesto que es un sedán de entrada que está cerca de los 700 mil pesos, y por lo mismo, hay mucho que exigirle. Pero la marca responde con todo, siendo muy amigable a cualquier paladar.
Es cierto, los sedanes van en retirada, pero si te gusta el buen manejo, las siluetas elegantes y deportivas, toda la conectividad del mundo y necesita más que un aceptable espacio interior y de maleta, quizás este Clase A Sedán sea su solución.