A pocos meses de su llegada a nuestro país, tuve oportunidad de convivir a profundidad con la Lincoln Nautilus 2019 y si bien, es cierto que se trata de un facelift al modelo MKX que ya conocíamos, las mejoras ofrecidas por la marca consiguen, al menos en mi opinión, entregar exitosamente una experiencia lujosa y agradable.
Por otra parte, no podemos olvidar que la Lincoln Nautilus Reserve (versión probada) comparte plataforma y componentes mecánicos con la Ford Edge ST, y al igual que como sucede con la Navigator y Expedition, me alegra comunicarte que la Nautilus, logra diferenciarse adecuadamente de su hermana con el emblema del óvalo azul.
A nivel visual, la gran novedad está en el frente, que adopta el lenguaje que vimos por primera vez en el Continental, con esa gran parrilla rectangular de bordes redondeados que sustituyó a la malograda parrilla de cascada que nunca terminó de convencer.
Mecánica
Como te comentaba, al ser la versión Reserve, lleva bajo el cofre un poderoso y sediento V6 Ecoboost de 2.7 litros turbo de inyección directa que entrega 335 hp y 380 lb-pie de torque y que va asociado a una transmisión automática de 8 velocidades que envía la potencia a las cuatro ruedas.
Eso sí, es importante saber que el sistema AWD puede funcionar enviando potencia únicamente al eje delantero para ahorrar combustible, aunque, al accionar el modo Sport, se queda conectado siempre para mejorar el desempeño dinámico. Adicionalmente, la suspensión es adaptativa.
Con 4,826 mm de largo, la Nautilus es 110 mm (11 cm) más larga que una BMW X3 por poner un ejemplo y de ahí se explica que se sienta mucho más espaciosa para los pasajeros de atrás, sin dejar de mencionar una inmensa cajuela de 1,053 litros, casi el doble que el exponente bávaro. Es cierto que, por dimensiones no son competidores frontales, sin embargo, por precio sí lo son.
Cómoda, equipada y muy bien aislada
Puertas adentro la experiencia es excelente, aunque hay que reconocer que la disposición de elementos y diseño ya lucen veteranos, comparándolos con sus hermanas Navigator y las cada vez más cercanas Aviator y Corsair. Es decir, la pantalla es táctil de 8” con SYNC 3 y compatibilidad con Apple Carplay y Android Auto, cumple, pero el formato tan cuadrado y brillo delatan su edad. Por su parte, el clúster de instrumentos es digital de 12.3”, aunque nuevamente, creo que dejar ir la oportunidad de desplegar la información de manera más impresionante, vamos, creo que no aprovecha el hecho de ser un gran display.
En cuanto a materiales y ensamble, la Nautilus ofrece unos comodísimos asientos de 22 posiciones y masajes forrados en un cuero de excelente calidad, mientras que los insertos de madera genuina y decoraciones en cromo completan la apariencia. Aunque, no puedo dejar de mencionar que los botones que rodean a la pantalla de info – entretenimiento, así como el inserto en plástico color grafito si se perciben por debajo del resto de la cabina. Adicionalmente, elementos como el inmenso quemacocos panorámico, climatizador automático y por supuesto, la joya de la corona, un sistema de audio firmado por Rebel con 19 bocinas que te ayudará olvidarte de hasta el peor de los embotellamientos, digno de una sala de conciertos sin duda.
Manejo refinado
Tras el volante, la Lincoln Nautilus 2019 nuevamente cumple con la promesa de ser una SUV premium en toda la extensión de la palabra, es cómoda y silenciosa, con lo cual, los trayectos citadinos, son muy placenteros. La suspensión absorbe perfectamente las imperfecciones del camino, aun cuando esté en mal estado y en autopista, esta SUV norteamericana transmite confianza y va bien plantada.
Regresando a la suspensión, si bien es adaptativa, tiene un rango que va de una suavidad como de nube, a suave como almohadón de plumas, con lo cual, al exigirle en un camino lleno de curvas provocará más balanceo de la carrocería del ideal, no es una devoradora de curvas pues. Sin que ello implique que la Nautilus sea incapaz de ir a buenos ritmos en ese tipo de carreteras. Pero es importante decirlo, no esperes un comportamiento orientado a la deportividad, porque aquí no lo vas a encontrar. Aun cuando el V6 empuja con decisión.
Hablando del motor, este Ecoboost de 2.7 litros se complementa de maravilla con la caja automática de 8 relaciones, que siempre parece encontrar el cambio adecuado para entregar el nivel de potencia deseado, eso sí, el consumo puede llegar a ser obsceno, si no somos mesurados con el pedal del acelerador. Y cuando desees acelerar o rebasar con contundencia, la Nautilus no te va a defraudar, ya que las reacciones son de muy buen nivel.
Aunque no es mucho más pesada (70 kg aproximadamente) en comparación de una BMW X3 m40iA o una Audi SQ5, la Nautilus no se siente tan ágil como los exponentes alemanes y está bien, no es el objetivo de Lincoln, la intención aquí es entregar comodidad, lujo, espacio y performance a la americana, es decir una dinámica de conducción suave y relajada, pero con potencia de sobra para cualquier eventualidad
Seguridad
Por último, en cuanto al equipamiento de seguridad la Lincoln Nautilus 2019 ofrece además de elementos indispensables como bolsas de aire, ABS o ESP, un paquete que se denomina Lincoln Co-Pilot 360 que engloba distintas tecnologías como; sistema de conservación de carril, asistente de pre-colisión con detección de peatones, sistema de dirección anti colisión, control de crucero adaptativo con stop & go, monitor de punto ciego con alerta de tráfico cruzado y asistente de estacionamiento.
Conclusión
Aunque la Lincoln Nautilus se ubicará ahora la más veterana de la familia de SUVs de la marca, esto una vez que Aviator y Corsair (próximo reemplazo de MKC) lleguen al mercado, este facelift le permite no solo mantenerse vigente, sino replantear su posicionamiento en el mercado.
La variante Reserve se ubica entonces como una opción interesante para las versiones de aspiraciones deportivas como Audi SQ5 o BMW X3 M40iA, ofreciendo más espacio, aunque eso sí, sin los mismos niveles de agilidad.
Y si bien, por dentro luce ya algo veterana, la experiencia abordo es excelente, teniendo poco que envidiar a lo mejor que Europa puede ofrecer.