La preferencia global por los autos con motor de combustión interna está repuntando, impulsada por cambios regulatorios, tensiones comerciales y un creciente escepticismo hacia los vehículos eléctricos. De acuerdo con un reporte de EY (Ernst & Young) citado por Reuters, la proporción de compradores interesados en autos a gasolina o diésel subió de forma notable en 2025, mientras que el entusiasmo por las opciones eléctricas se enfrió.
Según EY, la preferencia por autos 100% eléctricos cayó 10 puntos porcentuales hasta 14%, mientras que los híbridos retrocedieron 5 puntos, colocándose en 16%. En contraste, la mitad de los compradores a nivel mundial planea adquirir un auto de combustión —nuevo o seminuevo— en los próximos 24 meses, un salto de 13 puntos respecto a 2024.

El estudio atribuye este giro a decisiones políticas que han frenado el impulso regulatorio pro-EV. En Estados Unidos, el presidente Donald Trump propuso la semana pasada reducir los estándares de eficiencia fijados por la administración anterior, mientras que en Europa se perfila una versión más flexible del plan que buscaba eliminar la venta de autos de combustión en 2035.
Para Constantin M. Gall, líder global de Movilidad en EY, estos movimientos responden a una transición eléctrica más lenta de lo previsto. Apunta que, incluso en China, donde las ventas de EV siguen creciendo, los consumidores están menos preocupados por el tipo de propulsión y más por la integración digital del vehículo con su vida diaria.
Mientras las automotrices occidentales presionan para extender la vida útil de los combustibles fósiles, grupos pro-electromovilidad advierten que un retroceso regulatorio compromete los objetivos de emisiones. EY señala además que 36% de los posibles compradores de un EV está reconsiderando o retrasando la compra por factores geopolíticos.
El panorama, según Reuters, refleja un mercado global en pausa, atrapado entre la urgencia climática y la realidad económica de la industria.