En el mundo de los autos de colección hay piezas raras, piezas históricas y, muy por encima, piezas irrepetibles. El Ford GT40 MkII XGT-3 pertenece a esa última categoría. Un auto que, según el historiador Ronnie Spain, es el MkII más original que queda en el planeta, y que ahora será la estrella absoluta de Mecum Auctions en Kissimmee, donde cruzará el bloque el 16 de enero.

De los 11 GT40 MkII construidos, solo nueve siguen existiendo de forma sustancialmente íntegra, y este es aún más especial: uno de solo tres fabricados con chasis lightweight de fábrica. Se distingue por su techo de aluminio, el chasis de acero ultradelgado, la suspensión ajustable exclusiva de esta variante y los tanques de combustible tipo Le Mans que Ford instalaba para la resistencia. Todo, conservado tal como salió de Shelby American en el legendario taller de Los Ángeles.

Aunque nació como auto de apoyo para las 24 Horas de Le Mans de 1966, XGT-3 jamás corrió, lo que explica su nivel de originalidad. Fue propiedad de Ford Motor Company hasta 1977, y desde entonces ha pasado por solo cuatro dueños privados. En un mundo donde cada GT40 sobreviviente ha recibido algún tipo de restauración, la autenticidad de este ejemplar es lo que lo convierte en un auténtico tesoro.

El detalle del “Gurney bubble” —la protuberancia en el techo hecha para que Dan Gurney cupiera en el habitáculo— permanece intacto, aunque nunca llegó a usarse. Y mientras muchos MkII han sido reconstruidos para lucir como nuevos, XGT-3 destaca porque no necesita pretender serlo: lo es.

Con el GT40 considerado por muchos como el auto de carreras estadounidense más importante de la historia, es muy probable que otro MkII no vuelva a aparecer pronto en el mercado. Mecum Auctions tiene, literalmente, una pieza de museo sobre ruedas… y la puja promete romper récords.