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¡Joyas sobre ruedas! Los mejores autos clásicos que han participado en el Rally Maya

Algunos más que otros, pero todos engalanan uno de los eventos de regularidad más importantes en todo el continente.

¡Joyas sobre ruedas! Los mejores autos clásicos que han participado en el Rally Maya

El Rally Maya México se ha consolidado como uno de los rallyes de regularidad más emblemáticos no solo de nuestro país, sino de todo el continente. Es por ello, que este evento suele reunir a algunos de los mejores autos clásicos, los cuales, por supuesto, son los verdaderos protagonistas.

Algunos, marcaron época, otros destacas por su imponente silueta, otros tantos presumen un pedigrí de competición y finalmente otros tantos, son verdaderas piezas de arte o colección. Es por ello, que a continuación te presentamos seis de los vehículos más icónicos que han participado en distintas ediciones del Rally Maya. Algunos de van a sorprender.

Porsche 911 Targa

El Porsche 911 Targa es un infaltable en este recuento. Este auto está equipado con un motor bóxer de seis cilindros refrigerado por aire de 3.0 litros, genera entre 180 y 200 Hp (dependiendo del año), suficiente para ofrecer una experiencia de conducción deportiva que, aún con más de cuatro décadas encima, sigue siendo única.

Su nombre “Targa”, derivado de la famosa Targa Florio en Sicilia, rinde tributo a una de las carreras más duras de la historia. Este modelo introdujo un concepto revolucionario para su época: un descapotable protegido por un arco antivuelco fijo, solución que combinó seguridad, rigidez estructural y sensación de manejo al aire libre.

BMW 2002

El BMW 2002 es un modelo clave en la historia de la marca y uno de los sedanes compactos más influyentes del siglo XX. Este auto fue la base para la consolidación de BMW en campeonatos europeos de turismos, donde variantes del 2002 ayudaron a forjar la reputación deportiva de la marca bávara. Su combinación de agilidad, estabilidad y carácter lo convirtió en un favorito tanto en competencias como en carretera.

Mercedes-Benz 250 S

La elegancia alemana se manifiesta de manera impecable en el Mercedes-Benz 250 S de la serie W108. Dotado de un motor seis en línea de 2.5 litros con aproximadamente 130 Hp, este modelo simboliza el lujo sobrio y la ingeniería precisa que caracterizó a Mercedes durante las décadas de los sesenta y setenta.

Su diseño, obra de Paul Bracq, se distingue por líneas limpias, proporciones equilibradas y una presencia imponente que continúa siendo admirada en la actualidad. En su época, el 250 S destacó por ofrecer un manejo refinado, gran comodidad y una solidez estructural que lo hizo especialmente confiable en viajes largos.

Ford Model A

Con un motor de cuatro cilindros que produce unos 40 Hp y una velocidad máxima cercana a los 105 km/h, el Ford Model A fue un salto tecnológico enorme respecto al Model T, incorporando avances en transmisión, frenos y ergonomía.

Su diseño previo a la Segunda Guerra Mundial, con carrocerías robustas y mecánica simple pero confiable, lo convierte en un vehículo tan carismático como resistente. Verlo participar en un rally moderno es atestiguar una cápsula del tiempo funcionando con precisión, desplazándose entre comunidades mayas, haciendas históricas y paisajes que parecen retroceder décadas.

Jaguar E-Type

El Jaguar E-Type es una obra maestra del diseño británico. Equipado con un motor seis cilindros en línea de 4.2 litros de 265 Hp, es un deportivo que ofrecía cifras de desempeño sorprendentes para su época. Su frenado con discos en las cuatro ruedas y su suspensión trasera independiente lo situaron a la vanguardia tecnológica en los años sesenta.

Enzo Ferrari llegó a describirlo como “el auto más bello jamás construido”, comentario que sigue resonando entre aficionados. Su silueta alargada, sus proporciones armoniosas y su carácter de gran turismo lo convirtieron en un ícono de estilo y rendimiento.

Rolls-Royce Phantom III

Pocas máquinas definen el lujo artesanal como el Rolls-Royce Phantom III. Equipado con un V12 de 7.3 litros y un diseño avanzado para su época, este auto es una pieza única de ingeniería previo a la Segunda Guerra Mundial. Con solo 727 unidades producidas, su presencia en cualquier evento automovilístico es un acontecimiento por sí mismo.

El Phantom III combinaba potencia, suavidad y sofisticación técnica, incorporando soluciones poco comunes en la década de 1930 como sistema de lubricación centralizado y materiales de alta calidad, tanto en su chasis como en su carrocería, normalmente fabricada por carroceros especializados.

 

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