
En las últimas décadas, circular por las calles de México se ha vuelto un reto que va más allá del tráfico y los baches. Los llamados montachoques, un tipo de delincuencia vial que consiste en simular o provocar accidentes automovilísticos para extorsionar a los conductores, se ha convertido en un problema recurrente, especialmente en la Ciudad de México y el Estado de México, donde se concentra el 89% de los casos, según el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia (CCSJ).
Este modus operandi suele involucrar a varios delincuentes que, de manera coordinada, seleccionan a víctimas que aparentan estar distraídas, nerviosas o viajando solas. Después de provocar una colisión menor o fingirla, intimidan a los conductores con amenazas verbales o físicas para obligarlos a pagar sumas que en algunos casos alcanzan los 7 mil pesos, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública. Aunque existen registros oficiales, muchos casos no se denuncian por miedo o desconfianza en las autoridades.
Ante el aumento de estos incidentes, autoridades legislativas han impulsado reformas en varios estados del país para tipificar el delito de montachoques y aplicar sanciones más severas. La Ciudad de México es una de las entidades que ya contempla este delito en su Código Penal. Sin embargo, la prevención y la reacción oportuna de los conductores siguen siendo la mejor defensa frente a este tipo de delincuencia vial.
Para enfrentar estos casos, especialistas en seguridad vial y aseguradoras como Zurich recomiendan actuar con cautela. El primer paso ante una sospecha de montachoques es llamar al 911 y permanecer dentro del vehículo hasta que llegue el apoyo policial. Esto es vital, ya que los agresores suelen elevar el nivel de violencia si detectan que la víctima se siente vulnerable o está sola.
También se aconseja no ceder ante provocaciones y evitar hacer pagos o entregar pertenencias en el lugar. En caso de que el incidente ocurra en una zona poco transitada, se debe tratar de avanzar hasta un lugar concurrido como una gasolinera, tienda de conveniencia o centro comercial, donde sea más fácil recibir ayuda o evitar confrontaciones.
Otro punto clave es comunicarse de inmediato con la aseguradora. La mayoría de las pólizas de seguro de auto incluyen atención en caso de siniestros y asesoría legal. Evitar acuerdos económicos improvisados en el lugar de los hechos puede evitar que el problema se agrave. Además, contar con respaldo legal puede marcar la diferencia a la hora de interponer una denuncia formal.
Finalmente, es indispensable que los automovilistas conozcan sus derechos como asegurados y ciudadanos, y no duden en reportar estos actos delictivos. Informarse y tomar precauciones puede evitar que un percance vial se convierta en una experiencia traumática. En un país donde los riesgos al volante van más allá de lo mecánico, la prevención, el respaldo de un seguro confiable y una reacción informada son la mejor defensa.