Cuando se planea un producto nuevo en cualquier firma o grupo automotriz, se tienen que ver miles de detalles, entre ellos, el lugar o los lugares donde se producirá. Este es un trabajo de años e implica también inversiones millonarias para alistar las líneas de producción.
En el caso de Cupra, la firma española eligió que la Tavascan fuera fabricada en la nueva planta de Volkswagen y JAC en Hefei, China, algo que ahora se ha convertido en un dolor de cabeza para la marca, pues los aranceles que la Unión Europea está aplicando a los vehículos importados de China, elevarán de sobremanera el costo de este crossover.
“No somos una marca china tratando de llenar el mercado europeo, nuestros autos no son para las masas y nuestros productos no están subsidiados. Somos un animal distinto y es lo que estamos tratando de explicar”, comentó Wayne Griffiths, CEO de Cupra, a Automotive News.
La Comisión Europea aplicará un impuesto de 21.3% a los modelos que lleguen a los países miembros provenientes China, en un esfuerzo por frenar la llegada masiva de estos autos, pero sobre todo, empatar un poco los precios con los de sus rivales occidentales, pues se les ha acusado que los enormes apoyos gubernamentales, les permiten llegar al Viejo Continente con precios muy bajos.
Griffiths afirmó que si se tasa a la Tavascan con este arancel, prácticamente la sacaría del mercado europeo, su principal lugar de ventas, porque no existen las condiciones para un incremento tan grande de precio en un crossover que arranca en 52,000 euros ($1,141,337.60).
Además, traer la producción a Europa representaría otra enorme pérdida, pues los millones invertidos en la adecuación de la planta de Hefei para la producción mundial de un producto, no podría ser amortizada pronto dejando sólo la fabricación del modelo para China, sin contar los millones extra que se necesitarían para poner una línea de producción en el Viejo Continente.
A ello se le debe sumar que si Cupra saca a Tavascan del mercado europeo o no llega a las proyecciones iniciales de ventas, la firma no cumplirá con la meta de reducción de emisiones contaminantes y recibirá multas, que de una u otra forma afectarán la estabilidad de la compañía.
“Esto pone el futuro financiero de la compañía en riesgo. La intención es proteger la industria automotriz europea, pero para nosotros tendrá el efecto contrario”, agregó Griffiths.