Modificar un auto para hacerlo más rápido, verse mejor o ser más funcional no es algo nuevo. Lo hemos visto prácticamente desde el inicio de la historia del automóvil, sin embargo, a inicios de este siglo el famoso tuning tomó al mundo automotriz por sorpresa. Tan grande fue su impacto que decenas de marcas crearon versiones deportivas de sus autos que pudieran encajar a la perfección con esa corriente, una de ellas fue Dodge y el tan recordado Dodge Neon SRT-4.
El tuning ya tomaba fuerza para finales de los 90 e inicios del nuevo siglo, sin embargo, su “boom” llegó en 2001 cuando se estrenó “Rápido y Furioso”, una película que giraba en torno a esta cultura y con la que la tendencia se volvió global. Principalmente las marcas japonesas eran las que dominaban este sector debido a la enorme cantidad de partes que diferentes fabricantes hacían para cada uno de sus autos, fueran deportivos puros o no. Su impacto fue tal, que marcas de otros países se quisieron unir a la corriente, una de ellas Dodge con el Neon.
El Dodge Neon sin duda alguna fue uno de los autos más reconocidos y exitosos de la marca en México y en muchos otros países. Su tamaño, diseño, equipo y desempeño tenía lo que millones de personas necesitaban para su movilidad. Sin embargo, su base también fue suficientemente buena para tener una que otra versión con mayor sazón, muchos recordaremos a los R/T o los ACR, por ejemplo. Aunque si una destacó fue el SRT-4.
Dodge Neon SRT Concept (2000)
La idea de un Neón con espíritu tuner no era del todo nueva. Desde finales de los 90 el propio Tom Gale —el diseñador del Viper—, ya tenía un interés en esta corriente, pues en varias visitas al SEMA Show notaba como crecía el interés del publico y los entusiastas hacia ese tipo de autos. Por ello mismo trabajó en un prototipo que él y un equipo de ingenieros tuvieron listo para el año 2000.
A pesar de los avances sobre este nuevo auto, los directivos de la marca no se convencían del todo y sin cancelar el proyecto, lo aplazaban constantemente y pedían cambios para hacerlo más redituable. Sin perder la paciencia, el equipo detrás del auto siguió con las modificaciones y adaptaciones hasta que en 2003 recibieron la autorización de producción, en parte ayudados por el éxito de la franquicia de Rápido y Furioso.
Con mejoras desde fábrica y hasta catálogo de piezas extra Mopar
El auto se construyó bajo el mando de la división SRT (Street & Racing Technology), que adoptaba ese nombre muy ad hoc para la época y vaya que consiguió sorprender a muchos, pues desde fábrica salía con todo un kit de mejoras en desempeño y visuales que lo hacían una base ideal para aquellos fanáticos del tuning.
Su mecánica tomaba como base al conocido motor de cuatro cilindros de 2.4 litros que usaba el propio Neon, Dodge Stratus y otros. A este motor se le sumó un turbo que casualmente venía de Mitsubishi con lo que los primeros modelos podían producir 215 hp y 245 lb-pie de par.
Una revisión de este motor llegó para los modelos 2004 y 2005, con la que Dodge modificó parte del turbo y la electrónica con la que pudo elevar su poder a 230 hp y 250 lb-pie de par. Logrando así mejorar sus cifras de desempeño en todo sentido. Para controlar todo ese poder extra también montaba frenos más grandes, un diferencial deportivo, suspensión más firme y baja, una recalibración de la dirección y muchos otros elementos para mejorar la conducción.
Estos modelos eran capaces de llegar a los 250 km/h y hacer el 0-100 km/h en solo 5.6 segundos. Sin embargo, no solo Dodge permitió que el auto pudiera modificarse con cierta facilidad con piezas ajenas a ellos. Para redondear el negocio, la rama de Mopar creó diferentes paquetes oficiales con los que el auto podía ganar aún más poder, agilidad o mejorar un poco más su imagen con partes originales.
Estilo deportivo desde fábrica
La imagen del Neon SRT-4 era todo lo que la corriente del tuning necesitaba. El frente destacaba por tener una fascia mucho más agresiva. Con la clásica apertura de cuatro cuadros al centro, pero también con dos tomas de aire un poco más pequeñas encima de ella.
Además el cofre contaba con otra toma de aire para sumar a ese aspecto deportivo. Los costados llevaban una taloneras algo discretas, mientras que la parte trasera montaba una defensa más sencilla, pero eso sí, con doble salida de escape y puntas cromadas. Claramente sobre la cajuela se colocó un alerón ligeramente curvo.
Por dentro no hubo tantos cambios, simplemente se cambió el estilo de los relojes del cuadro de instrumentos, se añadió un medidos de presión para el turbo, un pomo de palanca en metal y asientos de corte deportivo.
Cabe destacar que el Dodge Neon SRT-4 solo estuvo disponible entre 2003 y 2005 con cerca de 20,500 unidades producidas. Fue suficientemente exitoso para ser recordado y generar una base fiel de seguidores, aunque en definitiva, su alcance no fue tan amplio com el de los modelos japoneses que sin duda alguna dominaron la escena. ¿Tienes algún recuerdo con este auto?