En plena era de la electrificación donde poco a poco vemos como muchos deportivos comienzan a desaparecer o a ceder ante las baterías, ver como los verdaderos entusiastas de la gasolina hacen creaciones como este Mazda MX-5 V8 resulta ser un verdadero respiro
Y aunque en el fondo muchos puristas no estarán de acuerdo, este proyecto debe de ser una verdadera locura tras el volante, pues recordemos que el Mazda MX-5 es considerado como uno de los modelos que conserva esa sensación de “pureza” tras el volante dada su ligereza y bondades de su chasis; ahora, ¿te lo imaginas con la potencia y torque de un V8 de Ford?
Antes de “meter” el V8, le construyeron una jaula antivuelco que también aportó un poco de rigidez estructural, colocaron rines 949 Racing de 15” con neumáticos Hankook Ventus R-S3 y tres medidores para vigilar el motor, instalados en la consola central. Frenos Wilwood en ambos ejes, barras estabilizadoras y resortes más cortos completaron la preparación.
La verdadera magia ocurrió cuando se instaló un V8 de la “old school” (con carburador), no solo por lo que implicaría dinámicamente, sino por lo que se hizo para obtener lo mejor de él, así que, como si tener este tremendo bloque dentro del pequeño MX-5 no fuera suficiente, sus creadores crearon un verdadero monstruo de 5.4 litros, y para eso, recurrieron a los mejores componentes:
- Bielas e internos ARP
- Pistones Mahle
- Árbol de levas Comp Cams
- Colector Edelbrock RPM
- Carburador Holley
- Cabezas y tapas cubiertas con cerámica
- Transmisión Tremec, manual de 5 vels.
Una vez montado todo, se trabajó en el dinamómetro, donde este Mazda MX-5 V8 arrojó 500 Hp y 420 lb-pie; imagínate eso en un coche que apenas llega a los 1,000 kg y tiene tracción trasera, como dirían los americanos: ¡insane!
Test Drive
