Del Kia K3 ya te contamos prácticamente todos los detalles técnicos y de equipamiento, pero nos faltaba ponernos al volante de la nueva estrella de la marca sudcoreana, sobre la que recaerá la responsabilidad del volumen en uno de los segmentos más importantes en México, el de los subcompactos.
En promedio, uno de cada 3 vehículos vendidos en nuestro país, viene de este nicho del mercado y para Kia, el Rio sedán era su campeón de ventas locales, llevando a la marca oriental a tener una participación de 18% en el segmento, una de las más altas.
Así que el K3 tiene que ser un verdadero campeón de ventas y Kia parece haberlo dotado de todo lo necesario.
Porque más allá de lo cautivante del diseño, necesita respaldarlo con un buen manejo, eficiencia y, claro, una experiencia a bordo de buen nivel.
El calor y la humedad comienzan a subir al medio día en Monterrey, pues la noche anterior estuvo lloviendo, así que me urge subirme a este vehículo y disfrutar del aire acondicionado, pero antes es imposible no darle una vuelta por fuera para entender el diseño de este sedán (sí tiene cola de fastback, pero la marca lo denomina sedán).
Es muy llamativo el trabajo que ha hecho Kia (y su prima-hermana Hyundai) para conjuntar en su vehículos un diseño tan disruptivo y propositivo, sin que caiga en el exceso y la falta de armonía.
Si vemos el frontal, encontramos un auto afilado, mal encarado, con mucha presencia y personalidad, mientras que en la parte posterior las línea son cuadradas, sobrias y elegantes, con un toque de diseño escandinavo.
Por dentro, reina la sobriedad, con plásticos e insertos en su mayoría oscuros, contrastados con elementos de aluminio. Sorprende que prácticamente no hay negro piano, un material que Kia ama y que tenía muy presente en el interior de sus modelos.
Todo el protagonismo recae en la pantalla doble del tablero, ambas de 10.25 pulgadas. La que está detrás del volante es para el clúster de instrumentos, mientras que la de la derecha alberga el sistema de infoentretenimiento, que ya cuenta con conectividad Apple CarPlay y Android Auto inalámbrica.
Ahora sí, es momento de encender el motor y tomar la ruta.
Kia K3 sedán: Al volante
Primero toca el turno de la versión EX Pack, la penúltima en la escala de equipamiento, que es impulsada por un motor de cuatro cilindros 1.6 litros aspirado natural, que genera 121 caballos de fuerza y 111 libras-pie de torque, acoplado a una caja automática de seis velocidades.
Los primeros kilómetros presentan un camino en bastante mal estado, que me ayuda a comprobar la buena rigidez estructural, así como el trabajo de la suspensión, misma que perdona algunos errores con el volante para esquivar esta zona minada y no me deja sentir el rigor del golpe en los riñones.
Por fin aparece una carretera y es momento de comenzar a acelerar.
Llama la atención la buena respuesta del motor, aunque, claro, no estamos en una ciudad con una altura sobre el nivel del mar tan grande (540 metros) como otras que podemos encontrar en México. Sin embargo, sí hay que destacar la buena respuesta del propulsor.
El manejo es en general bastante confortable y estable, el coche está bien puesto en el piso e incluso, se mueve ágilmente en una carretera de montaña, donde las curvas son muy cerradas y se necesita abusar un poco de los frenos para mantenernos rodando a buen ritmo.
Una de las cosas que más me gustaron de este auto es que, a pesar, de contar con toda la suite de asistencias a la conducción ADAS, que incluye sistemas como con frenada automática, aviso de colisión frontal, monitor de punto ciego y asistente de estacionamiento, entre otros, no tiene un comportamiento invasivo, que sí he experimentado en otros modelos.
Además, está trayendo ya este tipo de ayudas a un segmento casi de entrada.
Más tarde, es momento de tomar el volante de la versión GT-Line, el tope de gama y el único K3 que cuenta con un propulsor de cuatro cilindros 2.0 litros atmosférico, que entrega 150 caballos de fuerza y 141 libras-pie de torque, también unido a una transmisión automática de seis cambios.
Aquí se presentan nuevos elementos como paletas de cambios en el volante, tapicerías bitono en los asientos y rines de 17 pulgadas.
Tal vez yo tenía una expectativa más alta sobre las diferencias de empuje entre un propulsor y otro, pero en realidad no es algo tan notorio, aunque claro, 29 hp y 30 libras-pie de torque más, siempre se agradecen, sobre todo en una autopista.
Sobre todo cuando entramos a una carretera vacía, con piso de concreto hidráulico y largas rectas. Justo ahí parece que al acelerador le pusieron un imán con la pared de fuego y se va hasta el fondo, llevándonos a velocidades fuera de la ley, donde me sorprende de gran forma la estabilidad que mantiene el coche cuando se rosan los 190 km/h.
También las curvas se toman de gran forma, con el auto bien apoyado, brindando una gran sensación de seguridad.
Aunque el paquete de frenos me parecía un poco flojo, trabajó de maravilla cuando apareció al frente un puente, así que hubo que reducir la velocidad rápidamente. El sistema consiste en cuatro discos con ABS.
Tras ello volvimos a un paso más convencional, de camino al aeropuerto de Monterrey, donde me despedí de este vehículo que tiene sobre sus hombros una gran carga, pero también tiene argumentos suficientes para seguir siendo el rey del mercado.
Además, el K3 es 16 centímetros más largo que el Rio sedán (y 10 cm más corto que el Forte), lo que le puede atraer nuevos clientes que tal vez ven un modelo del segmento de los compactos muy grande para sus necesidades o incluso, para el espacio en el que lo estacionan en la casa o el trabajo.
Kia K3 2024 - ¿Será mejor que el Rio? Este es su remplazo y tiene un gran aspecto.