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Can-Am Adventures, una divertida experiencia todoterreno para los verdaderos fans de la marca

El pasado fin de semana se realizó la ruta Aculco de Can-Am Adventures en un completo ambiente familiar y de camaradería.

Can-Am Adventures, una divertida experiencia todoterreno para los verdaderos fans de la marca

Los ATV y side-by-side de Can-Am son altamente buscados por los amantes de la aventura por sus capacidades todoterreno, versatilidad y por supuesto, por su agresivo diseño. Sin embargo, también estas mismas características han hecho, que otro tipo de clientes que han desvirtuado un poco su uso.

A sabiendas de ello, la firma de origen canadiense se ha tomada a la labor de realizar las Can-Am Adventures, una serie de ruta todoterreno dirigidas en exclusiva para clientes de la marca, con las que no solo brinda la oportunidad de probar los vehículos en su ambiente natural en un entorno sigamos, lo más controlado posible, sino además, son el pretexto perfecto para recordarle al público los principios de aventura, compañerismo y familia, que forman parte de esta firma de origen canadiense.

En Autocosmos fuimos invitados a formar parte de la ruta por Aculco, Estado de México celebrada el pasado fin de semana y así nos fue.

En realidad, nuestra aventura comienza desde la misma llegada en la noche de viernes al pueblo mágico de Aculco, Estado de México, ya que una fuerte lluvia con granizo nos dio la bienvenida. El hospedaje fue en el hotel I XANI MUI. Ese mismo día, durante la cena conocimos a quienes serían nuestros compañeros y también tuvimos la suerte de reencontrarnos con Mario Esparza de Rutas Todoterreno, un viejo amigo de Autocosmos que sería nuestro instructor y mentor en las horas siguientes.

Al día siguiente la aventura comenzó desde muy temprano. Para vivir la aventura, a la prensa se nos facilitaron un par de unidades, siendo un Can-Am Commander XT el que me fue asignado. Tal vez, por su perfil laboral no es el más espectacular de la marca, pero sí, un gran vehículo para iniciar en estos menesteres. Y la verdad, es que fue un gran compañero en esta travesía gracias a características como su maniobrabilidad, entrega de potencia lineal, la corta distancia entre ejes y un sistema de tracción que, sin ser demasiado complicado, sí es eficiente y fácil de manipular.

La ruta fue de menos a más. Los primeros kilómetros fueron a través de caminos pavimentados del pueblo para después comenzar a recorrer caminos ligeros de terracería. La primera meta era sencilla, subir en los vehículos hasta el Pelón de Ñadó, que básicamente es el nombre que recibe el peñasco ubicado hasta la cima de la montaña del mismo nombre.

Los primeros kilómetros, no representaron mucho esfuerzo. El ascenso ofrecía escenarios de escasa adherencia por la lluvia de la noche anterior, pero nada que representara un obstáculo real. Si acaso, solo con activar la tracción integral y poner el selector en High (H), era más que suficiente. Pero conforme ascendíamos, las veredas se hacían más estrechas y difíciles de superar. Incluso algunas presentaban zanjas en las que había que poner atención.

El primer gran obstáculo que realmente puso a prueba tanto a quienes viajábamos en el Commander, como al mismo vehículo, así como a los instructores, fue cuando llegó el momento de sortear el cauce de un rio parcialmente seco. Las enormes piedras, fueron nuestro terror. Lo angosto del vehículo ayudó mucho. Pero realmente la suspensión se llevó las palmas por soportar el gran castigo. Cuando veo los videos, se ve más fácil de lo que parece, pero en verdad se sufrió.

Tras salir avantes de esta prueba, llegó la hora de un refrigerio. Comida natural, y toda clase de bebidas (excepto alcohol), hicieron que este receso fuera perfecto para recargar energías. De ahí continuamos y cruzamos un rio, las veredas se hicieron más estrechas y había que estar muy atento para no perder de vista a los vehículos de enfrente para no perderse en medio del bosque.

Finalmente, llegamos a la cima de la Monaña Ñadó, pero para disfrutar la experiencia subimos unos cuantos metros a pie para admirar todo el hermoso paisaje del lugar. Estábamos a 3,100 msnm. Sin duda, una postal que no borraré de mi mente.

Con el descenso y ya familiarizados con los vehículos dio comienzo la prueba reina. El nuevo reto fue atravesar un camino de rocas, y de nuevo no había margen para errores. Los caminos de montaña parecían cosas de niño al lado de estas superficies.

Pero cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo llegamos a un nuevo cauce de rio, esta vez mucho más ancho y difícil. Piedras gigantes, grietas enormes, escaladas de varios metros ¡No lo vamos a lograr! Le gritamos a los miembros del staff, de forma atónita. De uno, a uno, comenzó una trayectoria que a todos y cada uno de los asistentes no hizo sudar como nunca en nuestra vida.

Hasta el momento el Commander había estado a la altura de los mejores, pero, para sortear esta pared frente a mi (literalmente), tuvimos que hacer uso del winch. Los Maverick, hicieron gala de su poderío gracias a las sofisticas suspensiones y la potencia de sus moteres turbocargados. Aún así, sufrieron como nunca junto a sus conductores.

Finalmente, tras sortear este tipo de peripecias. Nos dirigimos a una comida al aire libre y Dios sabe que las hamburguesas estuvieron grandiosas. La postal de despedida, no podía ser de otra que una foto grupal con las cascadas de Tixhiñú de fondo. En la cena de la noche del sábado, todo era compañerismo, camaradería, y charlas sobre las anécdotas del día. Los nuevos amigos, no faltaron.  Y sí, también los próximos entusiastas de la marca, como aquel pequeño de 8 o 9 años que disfrutó la travesía junto a sus papás.

Sin duda, esta ruta Aculco de Can-Am Adventures fue muy gratificante. Si eres un amante de las actividades recreativas al aire libre, debes de considerar vivir esta experiencia y lo mejor es que puedes hacerlo en un ambiente netamente amigable, familiar y responsable, gracias a que este tipo de eventos cuentan con el respaldo y aprobación directa de la marca.

¿Volvería a inscribirme? ¡Claro que sí!

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