Hasta no hace mucho tiempo, el conductor entusiasta que no podía o no quería entrar en el segmento de los autos Premium, encontraba la respuesta a sus necesidades en los llamados hot hatches, es decir, autos como el Golf GTI, el Peugeot 308 GT o el León Cupra. Pero ahora en ese segmento que otorga mejores sensaciones de manejo que un sedán, quedó prácticamente vacío, siendo el Suzuki Swift Sport el único representante, aunque esté un escalón por debajo de los antes mencionados. Hoy el que quiere un manejo más alegre tiene que conformarse con lo que ofrecen tres sedanes compactos, que tienen virtudes sobre los hatchbacks, solo no la misma sensación de conducción en curvas. El detalle es que los tres ofrecen una interpretación distinta de la conducción enjundiosa, una lectura diferente que se adaptará más al gusto de cada conductor de una manera muy característica. Sí, elegir entre esos tres no es solo una cuestión de cuál nos gusta más estéticamente o cuál podemos pagar.
Para el más entusiasta, sin duda el Volkswagen Jetta GLI es el auto a comprar. Su manejo es adictivo. Es un coche de los que buscas un pretexto para subirte a él y conducirlo. Acelera bien, curvea mejor, la dirección es comunicativa y rápida. Los frenos muerden con ganas a los discos y toda la experiencia de conducción es extremadamente agradable. Los pasajeros tampoco estarán mal. Primero porque es el que más espacio trasero ofrece a los ocupantes. Segundo porque la firmeza de la suspensión no es excesiva y hace que las imperfecciones del piso sean absorbidas de manera eficiente, sin rebotes ni “lancheos”. Es también el de mejor plataforma entre estos tres y esto se refleja en una conducción más sólida, con gran aplomo y un nivel de refinamiento excepcional, aunque en este aspecto sí tiene un rival muy duro. El “detalle” del GLI es el que pide más dinero por ponerlo en tu cochera, cerca de 82 mil pesos más que la segunda opción más costosa. Lo que sí me queda claro es que VW apuesta por lo que tradicionalmente es la fortaleza germana: el mejor manejo, con la plataforma mejor desarrollada. Y esto tiene un precio.
Interpretaciones distintas
Corea es un país de entrada aún reciente en el universo de los autos. Su receta comenzó con valor por el dinero y en muchos de los casos esto aún es lo que rige el posicionamiento de sus productos y uno de ellos es el KIA Forte GT.
Comparado a los demás sedanes del segmento, excluyendo los aquí mencionados, el Kia es un excelente sedán. Es rápido, cómodo, equipado y seguro. De hecho, es el que ofrece mayor seguridad activa entre los aquí citados. El que se decida por un Forte GT, también será el que lleve a casa el mayor nivel de equipamiento y todo esto por el menor precio entre los tres rivales. El detalle es que también será el que lleve el manejo menos sólido y con menos poder. El Kia tiene detalles como un muy marcado torque-steer, es decir, ante una aceleración brusca, el volante no se siente firme. El piloto tiene que estar muy atento y ponerle fuerza a los brazos para no perder el control. Lo que le sobra al GLI en aplomo, le falta al Forte, pero la cuestión es que a la mayoría no entusiasta probablemente esto no sea tan importante como la diferencia de 90 mil pesos entre el Kia y el VW y eso no está mal, es simplemente una cuestión de preferencia.
A otros les gustará más la propuesta de Mazda de poner el motor con mayor torque y desplazamiento de los tres, con la segunda mayor cifra de potencia. También es el que ofrece los mejores acabados, la mejor insonorización interior y el mejor sistema de sonido. El precio está más cerca del Forte (517 mil vs 508 mil) pero exige el sacrificio del espacio trasero y la ausencia de equipo de seguridad activa. Pese a la suspensión trasera de barra de torsión contra la independiente de sus enemigos, se conduce mejor que el coreano, aunque no tan bien como el alemán. Es la opción del que busca refinamiento sobre desempeño en parte debido a su caja convencional.
No hay, en mi opinión, un ganador entre los tres, solo son formas distintas de interpretar la misma canción. ¿Mi favorito? GLI. Pero no le “hago el fuchi” a ninguno de los tres.