Dicen los que saben (supongamos) que existe un nervio que une el esfínter con el pie derecho logrando que cuando se siente miedo, se desacelere, pero la práctica demuestra que ese mismo vínculo podría estar atrofiado en algunas personas. Un ejemplo lo podemos ver con el propietario de este Pagani Huayra Pearl que ya fue chocado no solo una, sino dos veces.
Un Pagani, dos choques
La primera vez que esta pieza personalizada sufrió de los abusos de su dueño fue en 2016 cuando su parte trasera terminó incrustada con piezas de la ciudad de Paris. Aquel siniestro resultó en la necesidad de que Pagani restaurara al hipereportivo.
El segundo encuentro que tuvo este mismo Huayra fue hace pocos días, y sus secuelas están documentados en video. Al parecer, esta vez no fue la ciudad contra lo que impactó el bólido, sino un Cayman GT4 con el que se encontraba jugando “carreritas” en Arabia Saudita.
Lo primero y más importante, es que no hubo heridos (el orgullo del conductor debería de estar dañado gravemente), pero el Pagani sufrió profundas lastimaduras daños severos en la parte frontal.
Viendo el lado positivo: con la cantidad de reparaciones y sumando el reciente daño, sería prácticamente un Huayra 0km. ¿Se notará en la fibra de carbono si tuvo un choque, estilo carrocería torcida?
¿Comprarías un auto exótico reparado por el propio fabricante, o mejor aún, guardarías tus millones para uno nuevo? Cuéntanos tu opinión.
