El 14 de febrero de 2018, la precandidata indígena a la Presidencia de la República, Maria de Jesús Patricio Martínez, conocida como “Marichuy” se vio involucrada en un accidente en una Nissan Urvan en la que viajaban 11 personas, una de las cuales terminó falleciendo. Cinco meses después otro accidente con una Urvan dejó 13 muertos en la carretera México-Pachuca. En ese entonces se habló mucho del tema, organizaciones como El Poder del Consumidor reclamaron de la ausencia de equipo de seguridad en esos vehículos, que entonces no contaban ni siquiera con frenos ABS y bolsas de aire frontales, equipos que pasaron a ser obligatorios por ley a partir de 2020 pero solo para vehículos nuevos, es decir, todos los modelos anteriores pueden seguir circulando de manera impune, pese al peligro que representan. Las furgonetas de gran tamaño, o “vanes” como son mejor conocidas, son muy peligrosas por su peso, altura, escaso equipo de seguridad y, en la inmensa mayoría de los casos, por ser conducidas por choferes sin entrenamiento específico para manejar vehículos de ese tipo. Y vaya que no es lo mismo manejar un auto que una van de tamaño completo. Ni siquiera una pickup de gran tamaño se acerca. Son una amenaza constante y la autoridad, tanto la actual como las anteriores, no demuestra preocupación en resolver el problema.
Estados Unidos vivía una situación similar hace 20 años. Entonces la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA), el organismo encargado de la seguridad vial en el vecino del norte, estudió el tema y llegó a conclusiones que deberíamos observar como sociedad. Una de ellas es que las más peligrosas son las de 15 pasajeros o que carguen un peso equivalente. Ese tipo de vehículos cuando transportan a 10 personas o menos, tienen 3 veces menos posibilidades de volcadura, que es el accidente más peligroso (y más probable) en que se pueden involucrar. Si viajan solo con el chofer, tienen cinco veces menos posibilidades de volcarse. Entonces se propuso una ley que obligara a esos vehículos a contar con el más importante equipo para salvar vidas que pueda tener: el control electrónico de estabilidad, que pasó a ser obligatorio en 2005. ¿En México? No sabemos si, mucho menos cuándo ocurrirá.
Cuáles sí y cuáles no
Afortunadamente, la competencia hace que varios de los modelos ofrecidos en México para esa finalidad, usen el ESP, es decir, el control electrónico de estabilidad como equipo de serie. De hecho, en algunos casos hay más que eso, como la Mercedes-Benz Sprinter, que también puede ofrecer asistente de punto ciego, sensor de lluvia y de presión de los neumáticos, algo extremadamente importante que la mayoría de los choferes y sus empresas ignoran, porque un neumático con baja presión puede sobrecalentarse y tronar, más aún cuando cargan mucho peso. Equipos como frenado automático de emergencia, control de crucero adaptativo e incluso una simple y lógica cámara de reversa, aún están lejos de hacerse realidad en esos vehículos. Pero la ayuda de la electrónica para mantener la trayectoria es un paso largo lo suficiente para estar, al menos por el momento, agradecido por el hecho de que esté presente como está en la Sprinter, en la VW Transporter, en la Ford Transit y en la Chevrolet Express. Las japonesas aún no lo usan en México.
En lo que sí todas parecen ser equivalentes es en la incomodidad. Para trayectos cortos no hay tanto problema, a menos que el chofer sea de los que piensan que maneja un deportivo, ya que el balanceo excesivo de la carrocería, debido a su altura, produce no solo sensación de inseguridad sino hasta mareo en algunas personas. Para viajes más largos, sin embargo, son una pesadilla similar a estar en el asiento del centro en un vuelo largo de una aerolínea de “bajo costo”, si es que ese término aún puede ser usado para definirlas. Esto es una enorme área de oportunidad para los fabricantes y la solución es posible, cualquiera que se haya subido a un Fiat Múltipla lo sabe, ya que incluso adelante y en el asiento del centro, un pasajero viajaba cómodamente en ella.
Pero obviamente el tema más importante, serio y urgente es la seguridad y para ello sería fundamental la acción de las autoridades, que en México deberían estar trabajando para que el control de estabilidad sea obligatorio en todos los vehículos, incluso y tal vez principalmente, los llamados vehículos comerciales, que ponen en riesgo a más gente que los particulares.