Uno de los momentos más recordados del ex-Presidente mexicano Enrique Peña Nieto fue cuando estaba en el avión presidencial y comentó a los reporteros que lo rodeaban que faltaba “un minuto para aterrizar”, pero luego vino el lapsus: “No, menos, como cinco”. No seré tan estúpido como para imaginar que él no sabía que cinco es más que uno, pero su mente le jugó una mala pasada como nos hace a todos eventualmente, y que quedó en el anecdotario nacional. Hoy uso ese hecho para llamar la atención de que nos puede pasar algo peor en el momento de comprar un coche y con ello perder mucho dinero.
Uno de los errores más comunes es pagar más por un auto con la intención de ahorrar combustible. Los europeos lo hicieron por muchos años, cuando ponían un vehículo diesel en sus cocheras, motivados por el menor precio del combustible y el más bajo consumo de esos autos comparado a versiones similares de gasolina. En la gran mayoría de los casos pagaban más caro por tener el auto con motor a diesel y jamás lograban compensar esa diferencia en el ahorro de combustible, a menos que rodaran muchos kilómetros durante el tiempo que tenían el auto.
Hoy pasa lo mismo - en México y en el resto del mundo - con relación a los vehículos híbridos, con gente que paga más dinero pensando en un ahorro que nunca llegará. La única recompensa es la menor frecuencia de visitas a las gasolineras, lo que psicológicamente los conforta. Un amable seguidor mío, Leopoldo Peña, se dio la tarea de hacer cuentas comparando la versión híbrida de una Nissan X-Trail vs su similar de gasolina. Después de impuestos como ISAN y tenencia, la diferencia de precio real en favor de la versión de gasolina termina siendo menor de lo que parece cuando solo vemos los precios publicados. Usando el consumo oficial difundido por la marca, después de tres años de uso un consumidor que circule 15 mil kilómetros por año terminará con una ligera ventaja de poco más de 7 mil pesos al haber comprado la híbrida, pero esa ventaja desaparece cuando miramos su menor reventa.
La más barata puede salir más cara
Si el amigo Leopoldo hubiera tenido la misma experiencia que tuve yo al conducir ambas versiones, se daría cuenta que específicamente en esos modelos la híbrida consume más combustible que la de gasolina. Luego de 3 meses con cada una, la que usa dos motores me arrojó un consumo urbano de 8.6 km/litro, contra 9.7 de la versión de gasolina. Es una excepción. Por fortuna, casi todos los autos su versión híbrida gastarán menos gasolina que la de un solo motor y las cuentas de Leopoldo serán correctas, excepto por el detalle de la reventa.
Pero no es solo en el consumo que debemos fijarnos al comprar un auto, también hay que ver en cuánto nos va a salir. Casi 80% de las ventas en México son hechas a crédito y es en ese momento en el que la calculadora asume un papel muy importante, como se dio cuenta un amigo que buscaba un crossover mediano, con buen nivel de equipamiento y motor turbo, algo importante para él que visita con frecuencia las elevadas altitudes del Estado de México. Su selección final quedó entre la Mazda CX-5 Signature y la Ford Escape Titanium.
A primera vista no había mucho que pensar. La Mazda, con precio al público de 608 mil pesos, lo haría ahorrar 100 mil pesos comparada a la Ford, que pide 708 mil pesos por esa versión. Claro, eso en una operación de contado, porque en la hora de financiar las cosas fueron muy distintas.
La idea original era dar un enganche de 300 mil pesos y financiar a cuatro años, para no subir demasiado las mensualidades. Para llevar a casa la CX-5 el pago mensual resultaba de 12 mil pesos por 48 meses. Pero con la Ford encontró una promoción de meses sin intereses. La mensualidad de la Escape quedaba en 17 mil pesos durante dos años. El precio total a pagar era de 708 mil pesos, obviamente. El costo final de la camioneta nipona llegaba a 876 mil pesos, es decir, 168 mil pesos más que la Escape. Claro, sin contar seguro, placas y tenencia. Usar la calculadora le ahorró a mi amigo 168 mil pesos, aunque lo obligó a pagar una mensualidad más elevada, algo que no todos hubieran podido hacer.
Como pueden ver, 708 mil puede ser más barato que 608 mil, sólo depende del crédito que elijas. De alguna manera, Peña Nieto no estaba tan equivocado como todos pensábamos.