Según el informe de Bien Público Regional (BPR) desarrollado con el apoyo técnico y financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se podrían evitar cerca de 60,000 muertes al año en Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, México y Uruguay, si estos países integrarán las normas de seguridad vehicular sugeridas por el Programa de Evaluación de Vehículos Nuevos para América Latina y el Caribe Latin NCAP y adoptaran los reglamentos correspondientes de la Organización de las Naciones Unidas.
Si bien la seguridad de los ocupantes de un vehículo es y debería ser lo más importante que considere la oferta de cualquier automotor desde su versión de entrada, la verdad es que los desarrollos más recientes encaminados a prevenir siniestros de tránsito y salvar vidas no son prioridad en nuestros mercados ni en las legislaciones respectivas de tránsito y transporte, a diferencia de lo que sucede en los países de economías desarrolladas.
Es un hecho que las tecnologías de asistencia de seguridad, generalmente automatizadas, pueden prevenir un choque o reducir su gravedad, lo que disminuiría en gran medida las cifras de mortalidad y morbilidad asociadas a los accidentes viales, considerando, como lo señala el Programa de Evaluación de Autos Nuevos (Global NCAP), cerca del 90% de los accidentes involucran de alguna forma un error humano.
Considerando lo anterior y de la mano del Centro de Experimentación y Seguridad Vial Cesvi, señalamos los principales recursos y asistencias del equipamiento que todo vehículo debería tener. En este sentido, es importante mencionar que para valorar como seguro un vehículo este debe atender tres dimensiones: seguridad activa, seguridad pasiva y sistemas de rescate.
Los tres ejes de la seguridad en un auto
Lo primero es aclarar que la seguridad activa abarca a todo tipo de tecnologías y dispositivos orientados a prevenir que suceda un choque; esto significa que sirven para advertir al conductor de forma anticipada sobre los peligros en la vía y ofrecen algún tipo de control sobre el vehículo. Al respecto, los principales sistemas considerados son: sistema antibloqueo de frenos (ABS), control electrónico de estabilidad (ESC), control de crucero adaptativo (ACC), sistema de monitoreo de presión de llantas (TPMS), asistente de mantenimiento de carril (LDW), sistema de visión nocturna (NVS), monitor de punto ciego (BSM), frenado automático de emergencia (AEB) y sistema de monitoreo al conductor (DM), entre otros.
En cuanto al apartado de seguridad pasiva, recordemos que aquí se incluyen todos los dispositivos y recursos encaminados a contener o mitigar los daños y lesiones que causados al conductor, los pasajeros y los peatones en caso de una colisión. Quizás el punto de partida en este aspecto es el desarrollo mismo del vehículo, pues la selección de materiales (uso de aceros de ultra-alta resistencia), una estructura rígida y tecnologías aplicadas que favorezcan la absorción de energía en caso de choque, son la primera línea de defensa en este rubro.
En todo caso, en materia de seguridad pasiva también se consideran recursos como el cinturón de seguridad (quizás el primer recurso que se consideró para favorecer a los ocupantes), las bolsas de aire, el sistema de detección de ocupantes, el sistema de protección contra latigazo cervical, el sistema de retención infantil y los sistemas de protección para peatones y ciclistas.
Finalmente, están ciertos recursos menos considerados en nuestro contexto, pero que pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte; se trata de los denominados sistemas de rescate, que tienen como objetivo facilitar el acceso a los ocupantes en caso de un accidente. Los más destacados son el cierre centralizado, cuyo mecanismo desbloquea las puertas cuando se produce un choque, y la notificación automática de choque (ACN).
Si bien, salvo en las versiones tope de la gama Premium es posible contar con todos estos recursos en un vehículo, es importante que el usuario valore la cantidad de recursos de seguridad a bordo al considerar la compra de un vehículo. Vale recordar que, según al Informe final del Proyecto BPR, si todos los vehículos en nuestra región contaran con ESC y ABS, la cifra de fatalidades al año se reduciría entre 10,000 y 73,000 víctimas.