Mucho se habla que el futuro del automóvil girará en torno a la movilidad cero emisiones, pero ¿cómo es que realmente funciona realmente un auto eléctrico de la actualidad?
Un automóvil eléctrico es silencioso, libre de emisiones, ofrece comodidad de conducción y una capacidad de aceleración al instante. Si bien, hoy en día, los tiempo de recarga y estaciones, así como las baterías son las limitantes para que tengan un menor precio y mayor autonomía, las ventajas frente a un automóvil de combustión interna son mayores, independientemente de no emitir gases.
Hablando del costo de propiedad, un vehículo eléctrico es mucho más económico debido a que la electricidad es más barata que la gasolina, igualmente requieren menos mantenimiento y emplean menos piezas móviles.
Respecto a los componentes que conforman un auto eléctrico, está la mencionada batería, el o los motores, la electrónica de potencia, así como los sistemas de refrigeración y el sistema que gestiona la temperatura. Se podría comparar todo con un organismo: si la batería no se mantiene en una temperatura específica, el vehículo no tendrá un funcionamiento ideal. De ahí que, si hace demasiado calor, las celdas pueden dañarse, mientras que, si hace demasiado frío, limita el rendimiento y la capacidad.
En la disposición de los componentes en el vehículo, ha prevalecido la llamada arquitectura de "patineta". Esta configuración se le denomina así, ya que aloja la batería esté entre los ejes en la parte inferior, el motor eléctrico y la electrónica de potencia en el eje delantero y/o trasero. Esto permite que la carrocería se desliza sobre estos elementos, por así decirlo. Tal arquitectura debajo del piso debería permitir una utilización de espacio ligeramente mejor que en vehículos con motor de combustión interna que requieren alojar una infinidad de piezas.
Por increíble que parezca, el motor eléctrico ya fue patentado en 1837/1838. Desde entonces, se ha utilizado en innumerables áreas, en la industria, en los oficios artesanales y en la movilidad (tracción eléctrica). Y demostró ser una máquina de accionamiento ideal: extremadamente eficiente en el manejo de energía, confiable, de bajo desgaste, prácticamente silenciosa y sin vibraciones.
Desde el principio, el par completo está disponible en una amplia gama de revoluciones para un motor eléctrico, razón por la cual, para la mayoría de las aplicaciones, un engranaje fijo (solo un engranaje) es suficiente.
Aun con estas ventajas, el gran desafío y, al mismo tiempo, la razón por la cual el motor eléctrico no podía prevalecer contra el motor de combustión interna para su uso como motor de accionamiento en vehículos de motor a principios del siglo XIX era el problema del almacenamiento de energía, es decir, no había manera de recorrer distancias largas.
Para solucionar este defecto, fue que hace algunos años se desarrolló un sistema eléctrico que estuviera respaldado por una batería, por lo que se creó un sistema de baterías de iones de litio, basado en las computadoras, teléfonos celulares y herramientas inalámbricas.
Ante la demanda de energía en un auto, los requisitos más importantes para la batería son la alta densidad de energía y potencia (importante para el rendimiento), así como la seguridad y la funcionalidad. Actualmente, casi todos los fabricantes y proveedores de vehículos se están centrando en esta solución porque cumple mejor con estos requisitos y también tiene potencial de desarrollo. En los últimos años, la densidad de potencia, la densidad de energía y la estabilidad del ciclo se han mejorado sucesivamente.
Ahora bien, la cantidad de consumo de electricidad depende de estilo de manejo, la eficiencia de la batería (resistencias internas, calentamiento y enfriamiento de la batería, autodescarga), el cargador (pérdidas de carga) y la necesidad de equipos auxiliares (esencialmente aire acondicionado interior.
Aunque los altos precios de compra, los rangos limitados, la larga espera de recarga y la falta de estaciones, han hecho que la popularidad de los autos eléctricos no despegue como gustaría, en pocos años todo será cero emisiones en el mercado automotor.
En poco tiempo, los costos de producción disminuirán significativamente, además, la infraestructura de carga se está volviendo más densa y la tecnología de carga está evolucionando pasos agigantados, por lo que tener un auto a gasolina será cosa del pasado.