Hace un par de siglos, además de coraje, suministros y cuantiosas cantidades de ron, el objeto más preciado para la navegación eran los cronómetros de bolsillo y los relojes marinos. Estos instrumentos eran vitales para determinar, junto con telescopios y sextantes, la posición y vector de una embarcación en alta mar. Aquellas tripulaciones sabían de la importancia del rigor en la cronometría, pues de ello dependían sus vidas.
Ulysse Nardin es un orgulloso abanderado de este legado de cronometría marina. A lo largo y ancho de su colección, encontramos guiños estéticos y funcionales a la mar y a sus héroes mecánicos, siempre con una clara identidad y, creo yo, un prudente y respetuoso reconocimiento hacia aquellos importantes precursores de la relojería contemporánea.
La gama Marine es elocuente en este homenaje, con piezas que exudan la aventura en la mar a través de su utilidad tangible, acentuada por una sensata legibilidad de sus carátulas y recato en su ejecución. Un nuevo ejemplar de este saber hacer es el Marine Torpilleur, cronómetro con certificación COSC que combina precisión y belleza en una pieza accesible y de elevado valor relojero. De acuerdo a la firma de Le Locle, el Torpilleur rinde tributo a las más pequeñas y rápidas embarcaciones de ataque (torpilleur significa lancha torpedera en francés), cuyo tamaño las hacía lo suficientemente ágiles y maniobrables como para repeler agresiones de enemigos más grandes y lentos.
En congruencia con la idea anterior, el Torpilleur es un reloj muy estilizado, ligero a la vista. En este sentido, se diferencia de sus hermanos de colección Marine, que son usualmente más robustos y notorios, en virtud a su mayor resistencia al agua. El Torpilleur no está peleado con la deportividad, pero tiene una apariencia interesante, clásica y hasta evocadora —me consta que emula con fidelidad algunos Ulysse Nardin de bolsillo del siglo pasado—, en buena medida definida por las delgadas grafías romanas; el reloj es elegante, mas no formal.
Corte artesanal
El concepto parte de su gran caja de acero de 42 milímetros —también hay referencias en oro—, de esbelto bisel cuyo canto adopta una textura estriada. El claustro abre el espacio para grandes carátulas, disponibles en blanco o azul, dependiendo de la versión. Como es inevitable en Ulysse Nardin, encontraremos algunas de las carátulas más finamente ejecutadas de la industria, producto de la magistral artesanía de su dominio de los tintes y esmaltes. Una fina escala minutera envuelve la faz, donde saltan a la vista dos componentes subsidiarios: la reserva de marcha a las 12 y el segundero a las 6, los cuales adopta en su interior la pequeña fecha. Orgulloso de su tradición, Ulysse Nardin nos recuerda que se trata de un movimiento cronómetro con grado COSC y destaca el año de su nacimiento, 1846, en rojo. El Marine Torpilleur es motivado por el calibre automático UN-118, una fina mecánica con escape de silicio (UN le llama DIAMonSIL), y una reserva de marcha de 60 horas.
El Ulysse Nardin Marine Torpilleur está disponible con dos carátulas distintas y en caja de acero inoxidable o en oro rosa de 18 quilates para así tener 3 versiones: oro rosa con faz blanca, acero con azul y acero con blanco, al lado ilustrado. Todos llevan una correa de piel con broche desplegable. Esta es otra muestra de que la casa prefirió darle al reloj un aire de elegancia prudente y no trató de mostrarlo forzadamente deportivo; y qué bueno: hay quienes preferimos recordar los grandes episodios de la relojería marina con ejemplos de mesura y discreción… ¡y sobre la tierra! Para nosotros están hechos los relojes como el Marine Torpilleur.