La historia de Lotus ha estado repleta de altibajos. Ya que sin importar que durante 2016 haya reportado beneficios económicos, no deja de ser un pequeño fabricante de nicho cuya mayor prioridad a sido el solo hecho de sobrevivir.
De orígenes independientes, pasó a una alianza con Toyota, al rescate de inversionistas privados y finalmente a manos de General Motors. Cuando el gigante estadounidense no pudo más, se la vendió a un nuevo inversionista llamado Romano Artioli (ex-dueño de Bugatti en 1996), para después pasar a manos del fabricante malasio Proton, que hasta hace unas horas era su único dueño.
Pues bien, resulta que en los últimos años a Proton tampoco le había ido muy bien, principalmente por tener un mercado muy local y por la creciente competencia en su propio país. Esto a pesar del enorme crecimiento de la marca en cuanto a desarrollo mecánico e ingeniería se refiere.
En este sentido, el Gobierno de Malasia le prometió a la firma un generoso préstamo de $350 millones de dólares, con la condición que demostraran un plan de negocios sustentable y que encontraran alianzas con otros fabricantes. Es aquí donde aparece Geely Automobile como el ganador entre algunos de los fabricantes que se estaban disputando esta negociación. Por lo que se sabe, Geely se hará con el 49.9% del fabricante malasio, pero a su vez, con el 51 por ciento de Lotus, transformándose así en su dueño mayoritario.
Con esto Geely aumenta su portafolio, que también incluye a Volvo y a la London Taxi Company, así como la nueva marca que han gestado, Lynk & Co. En julio próximo, deberíamos ver oficializada esta nueva alianza, que le salvaría el bolsillo tanto a Proton como a Lotus.
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