Mercedes-Benz se ha dedicado a ofrecer por más de 100 años vehículos lujosos, exclusivos y hasta deportivos en muchos casos, pero para los más exigentes existe una submarca que se dedica a extraer todavía más potencia y darle de más performance a los productos de la estrella. Esta división se llama AMG que desde 1999 pertenece al grupo Daimler y funciona exactamente igual que M para BMW por ejemplo, tomando como base modelos de la marca de serie pero modificándolos para ser todavía más exclusivos.
Mercedes-Benz México organiza cada año dos fechas del llamado AMG Performance Tour, un exclusivo evento para clientes de la marca, concesionarios y algunos miembros de la prensa especializada –entre los que ahora estuvimos nosotros. Aquí los invitados pueden disfrutar de un día completo de AMG lleno de adrenalina, olor a llantas y emociones fuertes en un ambiente controlado –que en este caso fue el Autódromo Hermanos Rodríguez.
Aquí pudimos manejar los A45 AMG, C63 AMG, GLE63 AMG y el recién lanzado AMG-GT 2016 en una serie de pruebas para explorar las capacidades de dichos autos.
La primera que nos tocó fue de aceleración y frenado. Aquí pudimos probar el modo Race Start que ofrecen todos los productos de Mercedes-AMG en el que la computadora sincroniza las revoluciones del motor con la transmisión y el control de tracción para entregar así el arranque más rápido posible. El proceso no es fácil, hay que seleccionar el modo Dynamic del control de tracción, jalar las dos paletas de cambios hacia uno por unos segundos, confirmar el modo Race Start, pisar el freno a fondo con el pie izquierdo y acelerar a fondo también con el otro pie disponible. Una vez hecho esto, simplemente se libera el freno y el coche sale lo más rápido posible pegándote al asiento. La prueba terminaba en una zona de frenado donde teníamos que llegar antes de nuestro contrincante pero quedando siempre dentro del cuadro delimitado por conos. Una experiencia muy divertida y que nos enseñó a que no sólo es importante saber dónde y cuándo acelerar, sino frenar también.
La segunda prueba fue el slalom, donde descubrimos la puesta a punto de cada uno, sobre todo en suspensión. Aquí descubrimos que si bien las suspensiones del A45 y GLE63 son altas, ofrecen muy buen nivel de agarre y claro que todo culminó con manejar finalmente el AMG-GT, un coupé que se siente exótico y completamente diferente a lo demás. La aceleración y frenadas fueron claves para mantener la trayectoria ideal y no golpear ninguno de los conos de la prueba.
El día terminó con una prueba en pista donde tuvimos que seguir a un guía experimentado para mantener la seguridad. Aquí pusimos a prueba todo lo aprendido en las otras dinámicas como poner la mirada en el “ápex”, frenar en recto y con firmeza, mantener un radio de giro constante y acelerar poco a poco para no perder adherencia .Aquí también probamos las diferencias entre motores, pesos y centros de gravedad, siendo nuestro favorito definitivamente el AMG-GT.