Una nueva revolución en el mercado se avecina, y esta vez, de la mano de Renault, pues la marca busca que, dentro de tres años, aproximadamente, sus modelos familiares Megane y Scenic, los cuales actualmente son totalmente eléctricos, vuelvan a su propulsión a gasolina.
La siguiente generación de vehículos eléctricos familiares, pensada para ser lanzada antes del 2030, podría ofrecer una combinación de mecanismos de motor completamente eléctricos e híbridos, de acuerdo con lo revelado por el nuevo CEO del Grupo Renault, François Provost, durante el lanzamiento del Twingo.
Provost reconoció durante una entrevista para la revista Auto Express, que el impulso eléctrico de la marca ha funcionado bien para los modelos 4 y 5, que son chicos, pero no para ejemplares más grandes como el Megane, que se encuentra con dificultades para encontrar compradores.
En ese sentido, propuso que a mediano plazo se desarrolle una plataforma y soluciones que le permitan continuar con sus planes de crecer en el segmento de los compactos, “en el corazón de Europa”, expresó.
La nueva plataforma reunirá a las próximas generaciones del Megane y el Scenic, con los siguientes Austral, Espace y Rafale -disponibles únicamente como híbridos-.
Es importante destacar que, Renault no tiene planes de dejar la propulsión eléctrica para el Megane y el Scenic, pero sí de reforzar su atractivo con distintas opciones de motorización para captar a los compradores que no confían en versiones que no utilicen gasolina.
En tanto se amplíe y llegue la motorización de combustión, la compañía automotriz requiere un plan intermedio que logre impulsar las ventas del Megane. De momento, un par de ideas para alcanzar el objetivo son renovarlo estética, como su versión camuflada.
Asimismo, una batería de mayor capacidad, capaz de superar a la más grande que tiene hoy día de 60 kWh que ofrece una autonomía de 459 km, y en el Scenic, que supere su batería de 87 kWh, la cual le permite recorrer 615 km.