La estrategia global de Renault sigue moviéndose hacia los mercados donde hay espacio para crecer, y Brasil vuelve a colocarse en el radar como pieza relevante. De acuerdo con información de Reuters, la firma francesa producirá dos nuevos modelos en ese país a partir de la segunda mitad de 2026. Ambos vehículos utilizarán la base de plataformas desarrolladas por Geely, su socio chino, reforzando una alianza que avanza rápido en regiones donde la competencia se está tensando.
Renault y Geely confirmaron también una inversión conjunta de 3.8 mil millones de reales, alrededor de 13 mil millones de pesos mexicanos, destinada al fortalecimiento del complejo industrial que compartirán en Brasil. La marca francesa no detalló si este monto forma parte del plan global de desarrollo anunciado a finales de 2023, una estrategia a cuatro años valuada en 3 mil millones de euros (276 mil millones de pesos mexicanos) y centrada en diversificar mercados y acelerar su transición tecnológica.
Además, ambas compañías trabajan en una plataforma de cero emisiones que servirá de base para un nuevo modelo de Renault programado para 2027. El movimiento encaja con la presión que enfrenta la marca dentro y fuera de Europa: mientras la dependencia del mercado europeo la mantiene relativamente a salvo de los aranceles impuestos por la administración de Donald Trump, también la deja expuesta a un entorno económico regional más lento y a la ofensiva de marcas chinas en el segmento eléctrico.

Hace apenas dos semanas, Renault cerró oficialmente el acuerdo operativo con Geely en Brasil, según también reportó Reuters. Con esto, Geely obtiene acceso a una planta ya establecida y a una red de distribución funcional, mientras Renault mejora la utilización de su capacidad instalada y prepara la llegada de modelos más grandes para competir mejor en un mercado donde BYD ya está construyendo una fábrica y ganando terreno con eléctricos y plug-in híbridos accesibles.
Este movimiento no sólo fortalece la presencia de Renault en Latinoamérica, sino que abre la puerta a una ofensiva más equilibrada frente al empuje chino y a la desaceleración europea.