
Cerca de 300 ciudadanos surcoreanos que habían sido detenidos en un operativo migratorio en Georgia esperaban regresar a casa en un vuelo chárter desde Atlanta, pero su salida fue cancelada a último minuto, de acuerdo con un vocero del aeropuerto Hartsfield-Jackson.
El grupo forma parte de los 475 trabajadores arrestados la semana pasada durante una redada en Ellabell, donde Hyundai y LG Energy Solution construyen una planta de baterías para vehículos eléctricos.
Fue la operación más grande de este tipo en la historia de Homeland Security Investigations. Aunque muchos de los detenidos eran ingenieros y especialistas con visas válidas, las autoridades estadounidenses argumentaron que había irregularidades en el proceso de contratación.
El avión procedente de Seúl aterrizó en Atlanta el miércoles por la mañana y se esperaba que partiera con los repatriados esa misma tarde. Sin embargo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Sur confirmó que el despegue se complicó “por circunstancias del lado estadounidense” y que siguen en conversaciones con Washington para agilizar la salida.
Mientras tanto, la presión política no ha cesado. El secretario de Estado Marco Rubio se reunió con el canciller surcoreano Cho Hyun en la Casa Blanca para reforzar la alianza bilateral y discutir la importancia de las inversiones surcoreanas en territorio estadounidense. Recordemos que Corea del Sur ha comprometido más de 350 mil millones de dólares en proyectos industriales en EE.UU., incluyendo plantas de semiconductores y baterías.
El caso también reaviva el debate sobre el equilibrio entre atraer inversión extranjera y priorizar la contratación de mano de obra local. Desde la Casa Blanca, la vocera Karoline Leavitt señaló que el presidente Donald Trump entiende la necesidad de trasladar talento especializado, pero espera que las empresas extranjeras “contraten trabajadores estadounidenses” siempre que sea posible.
Por ahora, los surcoreanos permanecen en centros de detención migratoria en Georgia, aunque gracias a un acuerdo bilateral, la mayoría podrá salir bajo la figura de “salida voluntaria”, evitando así una orden formal de deportación. Mientras tanto, cerca de 175 migrantes de otras nacionalidades arrestados en la misma operación, provenientes de países como México, Colombia, Chile y Venezuela, siguen bajo custodia de ICE.
El retraso en la repatriación mantiene la tensión diplomática, pero también pone a prueba la capacidad de ambos gobiernos para resolver un incidente que combina política migratoria, comercio internacional e inversión estratégica en el futuro eléctrico de la industria automotriz.