El Volvo EX30 es sin duda uno de los vehículos eléctricos más llamativos del mercado actual. Un SUV compacto del segmento B con una relación precio-prestaciones muy atractiva en su segmento, además de otras cualidades importantes como su gran autonomía, aceleración, un diseño atractivo, una agresiva propuesta de valor y, por supuesto, su sello distintivo: la seguridad.
Pero, ¿cómo llegó el constructor sueco a diseñar el EX30? La respuesta está casi medio siglo atrás con la fabricación del Elbil L’elettrica “di servizio”.
El Elbil, que significa "vehículo eléctrico" en sueco, nació como un experimento de marca financiado en parte por Televerket, la empresa de telecomunicaciones escandinava. Un modelo con 2.46 m de largo y unos 2,200 kilos, alimentado por doce baterías de seis voltios que le proporcionaban una autonomía de 50 km o dos horas de conducción, y una velocidad máxima de 69 km/h.
Los dos prototipos del Elbil, uno biplaza y otro cuatriplaza, fueron presentados en 1976 y fueron utilizados por la misma empresa de telecomunicaciones para ayudar a su personal en Gotemburgo en tareas como repartir el correo, sin producir emisiones.
A pesar que se trataba de un vehículo de servicio y el foco no estuvo puesto en el diseño, la seguridad no fue un opcional. Este eléctrico de Volvo contaba con cuatro cinturones de seguridad y reposacabezas para los pasajeros delanteros, aspectos que distaban mucho de ser obvios en los compactos de la época.