Hasta 2018, los autos podían ser vendidos en México sin frenos ABS ni bolsas de aire. La industria automotriz había logrado resistir a las presiones sociales y de los medios de comunicación para implementar esos requisitos mínimos de seguridad, porque representaría subir el costo de coches que les daban volumen de ventas y representaban importantes ingresos para ellos y sus distribuidores en el país. Pero se acercaba una época que marcó el final de la vida de autos que se vendieron en grandes cantidades, para consumidores a los que les importaba el precio más que cualquier otra cosa. Antes de 2019, era fácil saber cuál era el peor auto a la venta en el mercado mexicano.
Muchos de los que están leyendo esto pueden estar pensando en el Nissan Tsuru. El sedán japonés comenzó a venderse en México en 1984. Era el Sunny B11 nipón, que substituyó al exitoso Datsun Violet, como una respuesta de la marca para modernizarse y hacer frente a autos como el VW Atlantic. Fue la primera generación de un producto que duró hasta 2017 cuando dejó de ser producido no por la entonces futura norma de seguridad, como muchos piensan, pero por emisiones.
A finales de 1987 llegó el Tsuru II, con las formas cuadradas que se usaban en la época y el éxito del modelo siguió creciendo. Pero fue la tercera generación la que cerró su historia. Lanzada como modelo 1992, el sedán volvió a llamarse simplemente Tsuru y no solo se mantuvo como el mejor auto en su categoría, sino que fue más allá. Su manejo era cómodo y estable, gracias a una suspensión trasera independiente que otros no ofrecían. La versión GSR 2000, con motor de 2.0 litros, es hoy un auto de culto.
Pero en 1993 llegó el Chevrolet Chevy y con ello se vino abajo la creencia de que el mercado mexicano no aceptaría convivir con subcompactos. Tan bien recibido fue que comenzó a ser fabricado en México. Nissan, que no tenía un auto para competir en esa categoría, trajo su nueva generación ya llamada Sentra -como siempre se llamó en Estados Unidos- y decidió “desvestir” poco a poco al Tsuru para bajar su precio. Funcionó.
Precio o seguridad
Con Sentra en la parte de arriba del segmento y el Tsuru como alternativa de bajo costo, Nissan sorteó incluso mejor que sus rivales la apertura del mercado hacia los subcompactos, porque ofrecía más espacio por el mismo dinero. Claro que, sin barras de protección lateral, sin barras estabilizadoras, sin ABS y sin bolsas de aire, el Tsuru que en sus mejores épocas fue incluso el más seguro en su clase, pasó a ser muy inseguro y esto se evidenció con una prueba de la LatinNCAP que le otorgó cero estrellas de seguridad. Cuando dejó de ser fabricado era obsoleto e inseguro, pero nunca fue malo. Era durable, fiable y económico.
A principios de este milenio, Chevrolet lanzó en México el Daewoo Kalos, comercializado aquí como Aveo y en un determinado momento también como Pontiac G3. Al igual que pasó con el Chevy, su éxito hizo que encontrara un lugar para ser producido localmente y lo fue hasta 2018. Por varias ocasiones fue más vendido de México.
Sin embargo y al contrario del Tsuru, el Aveo nunca fue un buen coche hasta el modelo 2019, que hoy se vende, importado de China. Si manejar el Tsuru era una delicia, conducir un Aveo era un ejercicio de fe. La dirección era muy imprecisa, la suspensión tan floja que circular arriba de 100 km/h obligaba el piloto a corregir la trayectoria con mucha frecuencia. Y era, claro, muy inseguro, no solo por su estructura vieja, también por la ausencia de equipo como ABS y bolsas de aire. Era, sin duda, el peor auto a la venta en México. Por fortuna, ya no.
¿Cuál es hoy el peor? No hay un auto que merezca ese dudoso honor. Hay vehículos que, por contar solo con el equipo mínimo de seguridad, no recomiendo, puesto que hay otras opciones más seguras, entre ellos el Grand i10, el Ignis, Swift GLS, la más costosa Duster y también el actual Aveo, pero no son malos autos. Tienen virtudes como fiabilidad y manejo, como el Hyundai o los Suzuki. Espacio, potencia y diseño, como la Duster, pero ninguno es malo como fue el Aveo hasta el modelo llamado 2018 y medio. Por fortuna hoy, el viejo Aveo, incluso el buen Tsuru, ya no caben en México.