Quienes son jóvenes, quizás no recuerden el nombre Spyker entre los fabricantes de automóviles, y tiene cierta lógica considerando los avatares que ha tenido esta marca en su larga trayectoria. Vale decir que Spyker fue fundada en 1880 por los alemanes Jacobus y Hendrik-Jan Spijker, y en su centenaria historia ha producido carrozas, autos e incluso aviones, antes de lanzar algunos modelos de carrera y deportivos de gran renombre.
Spyker se fue a la quiebra por primera vez en 1926, y así pasó dormida por 73 años, hasta que en 1999 fue revivida por el empresario holandés Victor Muller, quien se enfocó en producir súper deportivos de corte artesanal. El primero de ellos fue el C8 Spyder, y fue tan exitoso, que el ejecutivo se atrevió a ingresar a la Fórmula 1. Para ello compró los restos de Midland F1 Racing y compitió en la temporada 2007, pero aquello acabó con Spyker convertido en Force India tras una triste temporada.
Spyker C8 Prelator.
En 2010 quiso ir en grande y compró a GM los restos de la desaparecida Saab, un negocio que terminó por mandar a Spyker a la bancarrota por segunda vez en su historia. Fue un proceso corto, ya que un año más tarde anunció una reestructuración exitosa, una sociedad con el fabricante estadounidense Volta, y la presentación del C8 Preliator, una evolución del C8 Aileron, equipado con un motor de Audi.
Para 2017, Spyker indicaba que tenía un nuevo socio tecnológico para sus futuros modelos, Koenigsegg, y que lanzaría dos nuevos vehículos, incluyendo un SUV eléctrico, pero nada de ello ocurrió, e incluso hace un año se volvió a declarar en quiebra al no recibir fondos de dos fuertes inversores.
Pero con Spyker todo es cíclico, y ahora, Victor Muller anuncia que aquel acuerdo anunciado en 2020, se realizará este 2022 y le permitirá recibir suficientes fondos como para llevar a producción tres viejos modelos de la marca que nunca vieron la luz: el C8 Preliator (que data de 2016), el B6 Venator (de 2013) y el SUV D8 Peking-to-Paris (de 2007).
Los dos primeros son deportivos con diseño clásico, muy al estilo de lo que siempre ha vendido Spyker, con carrocería coupé biplaza y motores potentes en posición central. El tercero será un crossover deportivo de lujo. Y si bien en algun momento se pensó en migrar a la electromovilidad, Spyker se mantendrá en el mercado de los motores de combustión.
Spyker D8 Peking-to-Paris.
El nuevo grupo de inversiones está liderado por Michail Pessis, copropietario de Milan Morady, R-Company y SMP Racing, y Boris Rotenberg, copropietario de BR Engineering y SMP Racing. La nueva empresa mantendría a Muller como CEO y reformularía sus procesos de producción y asociaciones tecnológicas.
Por ejemplo, se indica que las carrocerías de carbono se producirán en Rusia, la ingeniería se realizaría en Alemania y la producción y ensamblaje se mantendrá en Países Bajos, pero en una nueva instalación.
Spyker B8 Venator.
Aprovechando el vínculo con SMP Racing, empresa con una amplia red internacional en el motorsport, Spyker regresaría a la competición.
Habrá que ver si esta vez, la historia de Victor Muller y Spyker llega a un final feliz.