La avalancha tecnológica y el paso implacable que lleva la industria rumbo a la electrificación, poco a poco han sumado nuevas maneras de transportarnos. Una de ellas son los e-Scooters o monopatines, así como las bicicletas eléctricas; vehículos pensados para agilizar nuestros desplazamientos en las grandes ciudades, capaces de alcanzar velocidades de hasta 45 km/h y rendir hasta 60 kilómetros de autonomía.
Pues bien, al respecto, es necesario que sepas que estos vehículos recién han sido encasillados dentro del concepto “micromovilidad”, el cual, de acuerdo al nuevo modelo jerárquico en la prioridad de la movilidad, se encuentran agrupados en el segundo peldaño, justo después del peatón, quién en todo momento tendrá la prioridad de los espacios públicos. Esto lo puedes consultar en las recientes reformas constitucionales en materia de movilidad y seguridad vial.
¿Qué es micromovilidad?
Como su nombre lo indica, son esos “micro” vehículos que no generan emisiones ni superan velocidades de 45 km/h, por ejemplo:
- Bicicletas.
- Patines.
- Patinetas.
- e-Scooters.
- Monopatines.
Sabemos de antemano que, hablando de monopatines, el impulso puede ser eléctrico o por accionamiento humano, lo cual facilita a las personas un fácil desplazamiento en trayectos cortos, incentivando a reducir el uso del automóvil y por consiguiente las emisiones contaminantes.
¿Qué sucede con los e-Scooter o monopatines?
Es claro que su demanda fue inusitada, a tal grado que organismos como Latin NCAP o CESVI México se han dado a la tarea de evaluar el comportamiento de estos microvehículos en temas de seguridad ante eventuales percances, y los resultados han sido tan contundentes como prioritarios. La evidencia científica advierte que es imprescindible la regulación legal de los mismos.
El asunto se torna más serio, cuando de pronto nos damos cuenta que muchos usuarios de microvehículos transitan en banquetas, guarniciones, vías rápidas, ciclovías, etc. potenciando el riesgo de siniestros, daños a terceros y materiales. Esto último debería ser lo menos importante del asunto, pero lamentablemente, informes oficiales registran una importante pérdida económica para los involucrados:
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Costo de los siniestros de tránsito en México: 1.3% y 3.5% del PIB
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Costo promedio anual de los accidentes de tránsito en México: $100,000 de pesos.
Hablando de daños humanos, lamentablemente las cifras son menos alentadoras:
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15,574 defunciones por accidentes viales al año en México.
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La muerte por accidentes viales se encuentra entre las 10 principales causas de muerte en México.
¿Qué va a pasar?
Lamentablemente, vivimos en un país y en una sociedad donde todo mundo hace lo que quiere en temas de vialidad y civismo, sin embargo, no es tarde para mejorar una situación que a veces parece insostenible.
Si bien el estado de las vialidades, el diseño de las mismas o la falta de ellas agrava el problema, como ciudadanos debemos hacer conciencia de lo siguiente:
- Las personas con capacidades especiales y/o discapacitados tienen absoluta preferencia, NO hay punto de discusión.
- El peatón tiene preferencia, sobre todo, pero si soy peatón debo ser atento y consiente de que la ciudad no puede parar.
- Mantengamos una buena actitud en el tránsito. Es complicado pero amontonados menos llegaremos rápido.
- Practiquemos ceder el paso de 1 en 1, en verdad funciona si se aplica correctamente.
- Motociclistas, seamos prudentes y respetemos señales, vías, vehículos, peatones, etc. El control legal sobre las motocicletas será cada vez mayor y lo aplaudo, ya que es resultado de nuestras malas prácticas como motoristas.
- Ciclistas y Scooters, las ciudades han hecho un gran esfuerzo por otorgarles un espacio. Respetémoslo y aprendan a convivir. El espacio es de todos.
- Transporte público: Sinceramente, ustedes son los peores, por uno pagan todos(as). Son producto de la corrupción acentuada con la necesidad de las personas, representan el mayor riesgo para toda(o) aquel que requiera de movilidad: ¡BASTA!
¿Qué dice la ley?
Las reformas en materia de movilidad representan un hecho histórico que realmente es necesario en México. Es de suma importancia que las grandes ciudades inviertan en movilidad e infraestructura para los usuarios, y lo hagan bien, ya que el transporte es una necesidad primaria para la generación de PIB. La nueva ley de movilidad dicta así:
“Toda persona tiene derecho a la movilidad en condiciones de seguridad vial, accesibilidad, eficiencia, sostenibilidad, calidad, inclusión e igualdad”.
Conteniéndose al respecto, en los artículos constitucionales No. 4, 73, 115 y 123.
Alternativas con responsabilidad implícita
Al final del día, todas y todos somos usuarios ávidos de desplazarnos y, si bien las alternativas son más variadas que nunca, es necesario entender que cada vehículo, del tipo que sea, requiere capacitación previa su manejo, requerimientos como mantenimiento, equipo de seguridad, etc. pero, sobre todo, conocimiento de los derechos y obligaciones adyacentes con solo hecho de adquirirlo.
Hay un largo camino que recorrer en materia de movilidad y cualquiera de sus vertientes. Por ahora toca ser respetuosos de la ley, sin olvidar las buenas prácticas viales y civiles, eso hará la verdadera diferencia. Para cerrar esta pequeña investigación y tengas una idea del saldo actual de la movilidad deficiente en nuestro país, te dejo datos precisos proporcionados por CESVI México.
Defunciones por tipo de usuario:
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Peatones: 41.6% (6,487).
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Ocupantes de vehículos: 33% (5,144).
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Ciclistas: 1.7% (271).
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Motociclistas: 23% (3,571).
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Otros: 0.7% (103).